El líder de la Revolución Bolivariana de Venezuela, ordena a sus militantes que se desplieguen por las calles y reparte más de 300.000 rifles entre ellos para evitar que los grupos golpistas convocados por el autoproclamado presidente Juan Guaido, hagan lo mismo que Camacho y Mesa le hicieron a Evo Morales.
Nicolás Maduro ordenó a sus milicianos bolivarianos que se desplieguen por las calles con el Plan de Fortalecimiento y Reforzamiento del Patrullaje para las Navidades de Paz y Felicidad. Un propósito muy revolucionario que no puede esconder el principal objetivo del Palacio de Miraflores: controlar y, llegado el caso de ser necesario, reprimir a los golpistas convocados este sábado por el autoproclamado presidente encargado, Juan Guaidó, a la gran marcha nacional de protesta en Caracas que tiene como objetivo derrocar a Maduro.
El poder nace de la boca del fusil, lo sabe Maduro y lo sabe el golpismo. Es así que anunció también el reparto de 321.433 fusiles para las 63.000 unidades populares de defensa integral, las brigadas en las que se distribuyen estos milicianos.
"A los que piensen comerse la luz [pasarse de la raya] este 16 de noviembre sepan que van derechito al [penal de] Ramo Verde", amenazó Diosdado Cabello, 'número dos del régimen' y presidente de la Asamblea Constituyente.
Aprendiendo de los efectos del criminal golpe a Evo Morales, la reacción de la Revolución Bolivariana será evitar una posible traición de las FFAA en favor del golpismo y así no correr la desgracia de Bolivia.
La policía, por su parte, recibió órdenes de acuartelarse y prepararse para cualquier incidente.
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