El Gobierno comunista intenta frenar las agresiones sexuales a mujeres con el bloqueo de páginas web que la promueven.
El goteo de agresiones sexuales en Nepal ha hecho saltar todas las alarmas. En julio de 2018, la pequeña Nirmala Panta, de 13 años, fue violada y asesinada brutalmente en Kanchapur tras ser secuestrada de camino a casa de una amiga. Poco después, otra niña de 10 años sufrió la misma suerte antes de ser estrangulada por un grupo de seis hombres al ir a comprar galletas. Y en septiembre, a dos hermanas, Samjhana y Sushmita Das (de 18 y 16 años, respectivamente), un vecino las roció con ácido cuando dormían. La mayor falleció a los días en un hospital de la capital, Katmandú.
Esta oleada de violencia contra mujeres y adolescentes –hasta cuatro violaciones al día, según datos de la policía– ha conmocionado y enervado a la población de esta pequeña nación del Himalaya, que no ha dudado en echarse a la calle para reclamar responsabilidades y exigir mejores políticas de protección y prevención para las féminas. Ante este panorama, el Gobierno nepalí tomó a principios de mes la decisión de prohibir la pornografía.
Los sectores más liberales y regulacionistas de la prostitución - "sex work" - tildan la medida de ridícula. Los sectores abolicionistas entienden que la pornográfia es una de las más grande promotoras de las violaciones y violencia hacia las mujeres.
“El acceso fácil a la pornografía y los contenidos vulgares en internet ha afectado a nuestros valores y armonía social y ha fomentado la violencia sexual”, se argumentaba en un comunicado el Ejecutivo. “Con el fin de evitar el acceso a dichos contenidos a través de medios electrónicos, se ha vuelto necesario eliminar estas páginas web dentro de Nepal”, añadió el texto.
El número de violaciones denunciadas en el país ha crecido en los últimos tres años, pasando de 1.093 a 1.677 en el 2017, aunque se cree que la cifra real es mayor. Según la Junta Central de Bienestar Infantil del país, el 60% de las víctimas son menores de 16.
No es la primera vez que Nepal toma una decisión similar. En el 2010, el Gobierno ya trató de prohibir la pornografía aduciendo que muchos cibercafés eran puntos de encuentro para jóvenes que mataban las horas viendo vídeos lascivos y planeando delitos. Tras un primer momento en el que la ley fue aplicada con rigidez, la policía cambió pronto de prioridades y los proveedores de internet relajaron sus filtros.
Esta vez, parece que las autoridades se lo han tomado más en serio. Según Bijaya Kumar Roy, director de la Autoridad Nepalí de Telecomunicaciones, los proveedores que no sigan las nuevas directrices se enfrentan a multas de hasta 3.600 euros y la posibilidad de perder sus licencias. Este mismo domingo, se anunció que unas 25.000 páginas web ya habían sido bloqueadas. “Es sólo el principio, pero es un buen principio”, anunció el Gobierno, que añadió que un equipo de oficiales se encarga de su aplicación.
Por su parte, los proveedores de servicios de internet aseguran que, aunque lo intentan, esta es una tarea imposible de cumplir. “Podemos bloquear algunas páginas concretas, pero hay cientos más que desconocemos o que aparecen cada día. Además, hay muchas vías secundarias de llegar a estos portales. No es práctica ni técnicamente posible bloquear todas las webs pornográficas”, señaló Binaya Bohara, de Vianet Communications, a la agencia Associated Press.
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