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Murió Carlos Menem, padre del neoliberalismo

Actualizado: 15 feb 2021

Acaba de fallecer a los 90 años edad el ex presidente Carlos Saúl Menem, quien en los 90' diera un giro hacia el neoliberalismo siguiendo las políticas del Consenso de Washington, estableciendo en Argentina un modelo neocolonial y de saqueo con la corrupción institucionalizada desde el Estado.


14 de febrero de 2021 | 18:42

Por Brian Cienfuegos.

Menem es responsable de la extranjerización de la economía argentina, la destrucción de su matriz productiva, la miseria estructural, la inyección de la cultura frívola del globalismo en la sociedad y la absoluta subordinación al imperialismo norteamericano. Fue gracias a él que las grandes corporaciones y la burguesía logro acumular capital a costa de la crisis que sufría el pueblo. Si se habla de Menem no se puede olvidar que llevo adelante las privatizaciones de las empresas públicas.


"Nada de lo que deba ser del Estado será del Estado." dijo Cavallo, mientras se privatizaban empresas publicas.


Indultos a los militares


Menem vendió sus ideales por poder, así llegó a indultar a los genocidas de la última dictadura militar, y hasta se abrazó a Isaac Rojas, un militar que participó del Golpe gorila a Juan Domingo Perón.


El fallecido expresidente indultó en su gobierno a excomandantes de la última dictadura cívico-militar condenados por delitos de lesa humanidad y jefes de organizaciones guerrilleras, con el alegado propósito de alcanzar la "pacificación y la reconciliación nacional". También fueron alcanzados por los decretos de indulto los militares carapintadas que se sublevaron contra el gobierno constitucional de Raúl Alfonsín en 1987 y 1988 y el exministro de Economía del régimen cívico-militar, José Alfredo Martínez de Hoz, a pesar de que la causa por la que estaba siendo investigado no tenía sentencia firme, lo que implicó una violación a la atribución presidencial de otorgar el perdón.


En las primeros semanas de su gobierno, que se inició de forma anticipada el 8 de julio de 1989, Menem anunció su intención de alcanzar una pacificación a través de la herramienta del indulto presidencial.


Esa decisión causó el categórico rechazo de los organismos de derechos humanos y de los familiares de las víctimas de la dictadura que gobernó Argentina entre 1976 y 1982, y también de la UCR, el principal partido opositor, que repudiaba el perdón a los militares que se habían sublevado durante la presidencia de Raúl Alfonsín y a los exjerarcas del régimen.


El 9 de septiembre, cerca de 500 mil personas marcharon por la calles del centro de Buenos Aires y en Plaza Congreso se realizó un acto en el cual familiares de desaparecidos leyeron una carta a Menem en la cual le pedían que no firmara los indultos. Sin embargo poco le importo a Menem, que avanzo con los indultos pese a la presión popular.


Recuperaron así la libertad Jorge Rafael Videla, Emilio Massera, Orlando Ramón Agosti, Roberto Viola y Armando Lambruschini, jerarcas militares que integraron las juntas y que habían recibido duras condenas por violaciones a los derechos humanos en el histórico juicio de 1985.


Breve mención a la ruptura del justicialismo


Quizás muchos recordarán que el giro a la derecha del menemismo fue tan fuerte que en 1989 un sector de 8 diputados peronistas rompen y forman el Grupo de los 8, que luego seria formador de la CTA contra la CGT menemista, y del Frente Grande, que en un principio fue oposición por izquierda al Menemismo pero luego cerraría con la UCR en la llamada "Alianza" que dio la victoria de De La Rúa.


Las ventas de armas y tropas a la Guerra del Golfo


El 18 de septiembre de 1990, Argentina anunció el envío de tropas al Golfo Pérsico, convirtiéndose en el primer país latinoamericano en participar en el bloqueo militar contra Irak. De esta manera Menem mando tropas a la Guerra del Golfo para invadir Irak junto a la Colación liderada por los Estados Unidos y la OTAN. La acción fue ovacionada por los Estados Unidos y sus aliados.


Ademas, Menem le vendió armas al Ecuador, Croacia y Bosnia-Herzegovina. Esto genero un escándalo político en Argentina entre 1998 y 1999. Se trata de una serie de ventas ilegales de armamentos fabricados en la Fábrica Militar de Río Tercero en Argentina, utilizados por Croacia y Bosnia-Herzegovina en las Guerras Yugoslavas y por Ecuador en la Guerra del Cenepa contra el Perú.


Los actos estuvieron vinculados a las explosiones de Río Tercero de 1995. Las detonaciones provocaron siete muertos -todos fuera de la fábrica militar- más de 300 heridos y daños materiales millonarios en gran parte de la ciudad. Estos sucesos tienen como contexto el hecho de que Estados Unidos y la OTAN instigaron el envío de armas a Croacia y Bosnia-Herzegovina desde Argentina y, en menor medida, desde Chile, con el fin de impedir el triunfo de Serbia, país al que apoyaban Rusia e Israel,​ y que involucró también a Irán, Turquía, Malasia, Pakistán, Hungría, Arabia Saudita y Chile.


En 2010 la entonces presidenta Cristina Fernández de Kirchner pidió oficialmente perdón al Perú, en nombre del Estado y el pueblo argentinos.


En 2018, veintitrés años después, la Cámara Nacional de Casación Penal de Argentina, absolvió a todos los acusados argumentando que el tiempo que le llevó al poder judicial argentino resolver un caso relativamente simple, implicaba una violación a los derechos humanos de los acusados.


Asi, Menem fue absuelto de la causa por la venta ilegal de armas y jamás fue juzgado ni declaró por las explosiones en dicha ciudad.


Convertibilidad, crisis, deuda y fuga de capitales


Después de un segundo combate ante la hiperinflación en 1990, Domingo Cavallo fue nombrado Ministro de Economía. En 1991 tomó las medidas de ejecución que fijaron el valor de la moneda argentina a 1 peso por dólar estadounidense. Para garantizar esta "convertibilidad", el Banco Central de Argentina tuvo que mantener sus reservas de dólares en divisas en el mismo nivel que el efectivo en circulación. El objetivo inicial de estas medidas era asegurar la aceptación de la moneda nacional, ya que durante el periodo entre 1969 y 1990, con múltiples picos de hiperinflación de por medio, la gente había comenzado a rechazarlo como pago y exigía dólares en su lugar. Este régimen fue fijado más tarde por la Ley de Convertibilidad del Austral, que restauró el peso como la moneda argentina con un valor monetario fijado por la ley para el valor del dólar estadounidense.


Como resultado de la ley de convertibilidad la inflación se redujo drásticamente, la estabilidad de precios fue asegurada y el valor de la moneda fue preservado. Esto logró una mejor calidad de vida de muchos ciudadanos, que pudieron viajar al extranjero, comprar bienes importados o solicitar créditos en dólares a tasas de interés muy bajas. Sin embargo esta medida iba a traer grandes consecuencias por la fuga de capitales que tendría su mayor alcance en el fin del mandato menemista.


Se produjo un fenómeno ciertamente paradójico: mientras tenía lugar una de las mayores oleadas de ingresos de capitales extranjeros hacia la Argentina de todo el siglo XX, la balanza de pagos comenzaba a mostrar cada vez mayores necesidades de financiamiento externo. Por cada dólar de ingreso de inversión extranjera directa (IED) había aproximadamente otro dólar que era atesorado por residentes argentinos, sea en cuentas bancarias en el exterior, en otras inversiones fuera del país o, sencillamente, en dólares billete fuera del circuito bancario y el mercado de capitales.


Además, por aquellas épocas, Argentina todavía tenía que pagar la deuda externa y para mantener al pueblo era necesario pedir dinero prestado a casi la mitad de América Latina. El tipo de cambio fijo hacía las importaciones más baratas, produciendo un vuelo constante de dólares fuera del país y una pérdida progresiva de la infraestructura industrial de la Argentina, lo que llevó a un aumento del desempleo.


Mientras tanto, el gasto público seguía siendo alto y la corrupción fue rampante. El requisito legal de mantener la convertibilidad impedía la emisión de moneda nueva, por lo que el déficit fiscal se debió financiar con préstamos. La deuda pública de Argentina creció enormemente durante la década de 1990 y por falta de fondos, el país no mostró signos verdaderos de poder pagarla. El Fondo Monetario Internacional (FMI), sin embargo, mantuvo los préstamos de dinero a la Argentina y difirió su calendario de pagos.


De todos modos la convertibilidad se iba desgastando, y como consecuencia de las políticas menemistas y la devaluación del real brasileño en 1999, después de 1999 las exportaciones argentinas fueron perjudicadas y sumado a una considerable revalorización internacional de la libra, provocó una revaluación del peso frente a su principal socio comercial, Brasil (30% del total de flujos comerciales) y la zona del dólar (23% del total de flujos comerciales).


En en 2001 un comité del Congreso inició investigaciones sobre las acusaciones de que el presidente del Banco Central, Pedro Pou (1996-2001), como así parte de la junta directiva, no había investigado los casos de supuesto lavado de dinero a través del sistema financiero de Argentina. El banco alemán Clearstream también fue acusado de cumplir un papel decisivo en este proceso financiero mundial.

 

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