Siguen las protestas en París contra las políticas neoliberales del gobierno de Macron. Más de 107 personas fueron detenidas este sábado durante enfrentamientos con las fuerzas de seguridad en París, en otra jornada de protestas del movimiento de los llamados "chalecos amarillos". Según fuentes del Ministerio de Interior, al final de la mañana las detenciones ascendieron a 122 personas.
Los llamados "chalecos amarillos" protestan contra la bajada del poder adquisitivo y la subida de los impuestos a los carburantes.
Esta es la tercera jornada de protestas de los "chalecos amarillos" en Francia, las anteriores habían sido las del 17 y del 24 de noviembre pasado.
Las fuerzas de seguridad francesas habían dispersado a los manifestantes con gases lacrimógenos al inicio de la jornada. Pero las miles de personas movilizadas volvieron a tomar la ciudad más tarde, montando barricadas, prendiendo fogatas y como no podía faltar en la escencia rebelde de París, se incendiaron autos en distintos puntos de la ciudad.
Los manifestantes forzaron las barreras que rodeaban el Arco del Triunfo y escribieron con pintura en él: "Los chalecos amarillos triunfarán". Ante esto el primer ministro Édouard Philippe se mostró enojado en las redes sociales, y sostuvo que: "Quiero decir lo mucho que me ha sorprendido este cuestionamiento a los símbolos de Francia: el hecho de que el Arco del Triunfo haya sido marcado, de que alrededor de la tumba del soldado desconocido pudiera tener lugar una manifestación. No estoy contento con estas imágenes, me sorprenden". Al igual que aquí, en Francia también importan más las paredes de los monumentos que la economía de millones de franceses.
Ante esta tercera jornada de protestas, las autoridades decidieron cerrar el tráfico en los Campos Elíseos, permitiendo que solo los peatones puedan acceder por esta avenida.
Pero los chalecos amarillos no son los únicos que protestan contra el gobierno de Macron. En estos días hay prevista una manifestación del sindicato CGT que se articulara con la de los estudiantes en contra el alza de las inscripciones para estudiantes extranjeros.
Lejos de resolver la situación y poner marcha atrás en las políticas neoliberales que condujeron a este escenario, el presidente Macron hizo anuncios esta semana llamando a un "gran diálogo", que obviamente no es lo que están buscando los manifestantes. Los manifestantes no quieren un diálogo, si no una victoria de la clase obrera y clase media contra los ajustes hecho por el gobierno.
Esta nueva manifestación es ahora observada con fuertes preocupaciones por el ejecutivo de Macron, que accedió a la presidencia francesa hace solamente 18 meses y cuya popularidad hoy cae de forma imparable.
Por su parte. Dentro de los manifestantes existen elementos de izquierda radical y en algunos de extrema derecha.
Estas protestas se extendieron y el dia viernes, hubo una concentración de chalecos amarillos también en Bélgica, en solidaridad con la clase obrera francesa.
Mientras tanto, Macron está en Buenos Aires reunido en la cumbre del G-20, lejos de resolver la problemática en su país. Algo similar a Mauricio Macri, quien mientras recibía a los presidentes concurrente a dicha cumbre, tenía la ciudad de Buenos Aires colmada de manifestantes con la consigna de "Fuera el G-20. Fuera el FMI".
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