Hoy llego al país la misión de funcionarios del Fondo Monetario Internacional. se reunieron con el ministro de Economía, Martín Guzmán, y con el titular del BCRA, Miguel Pesce.
6 de octubre de 2020 | 23:27
El Gobierno comenzó este martes las negociaciones para un nuevo acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) por una deuda de USD 44.000 millones, en el que buscará evitar un fuerte ajuste fiscal.
La misión de técnicos que encabezan Julie Kozak, directora adjunta del departamento del Hemisferio Occidental, y Luis Cubeddu, comenzaron los contactos formales en la oficina del ministro de Economía Martín Guzmán en el Palacio de Hacienda. Participó también el titular del Banco Central, Miguel Pesce y Sergio Chodos, representante argentino ante el Fondo.
Voceros del Palacio de Hacienda señalaron que se trató de una excelente reunión de trabajo. "Ambas partes saben a qué pueden comprometerse y a qué no”, resaltaron.
Y añadieron que más allá de las diferencias que tienen las partes por el rol que cumple cada una, el diálogo es positivo.
Según el gobierno, septiembre iba a ser el inicio de la recuperación económica, cuyo síntoma más alentador sería que la recaudación tributaria se ubicó en el mes por encima de la inflación -por primera vez en el año. Este es en teoría el número que importa al FMI, y que allanaría el camino para un acuerdo. Sin embargo, los impuestos de los que depende el grueso de la recaudación fiscal siguen en caída, como el IVA que se cobra al consumo y se ubicó 13,3% por debajo de la inflación. Ello se compensó por vías excepcionales, como el Impuesto País a la compra del cupo de 200 «dólares ahorro», el cual no obstante será menor este mes al compás de la exclusión del 80% de los posibles compradores.
En este pasado mes de septiembre también el Tesoro recibió del Banco Central transferencias por 193.500 millones de pesos -totalizando 1,7 billones en lo que va del año. Es decir que sigue firme un enorme déficit fiscal que es cubierto mediante emisión monetaria, la cual a su vez financia la corrida hacia el dólar y por lo tanto presiona sobre la cotización de la divisa. Este es entonces uno de los puntos sensibles sobre los que el gobierno deberá rendir cuentas al Fondo Monetario.
En una entrevista con CNN en español, la directora gerente del FMI, Kristalina Georgieva, afirmó que la misión no llegó al país para pedir un ajuste.
“Venimos a la Argentina, ante todo, para escuchar a las autoridades, para escuchar al pueblo argentino. Hemos tenido muy claro en esta crisis que es importante brindar apoyo a las empresas y, lo que es más importante, a los trabajadores. Así que no venimos con la idea de ‘bueno, veamos cómo podemos ajustar aún más el gasto en estos tiempos’”, enfatizó Georgieva.
Sin embargo, el paquete anunciado por Martin Guzmán el jueves pasado incluye la suba de las tasas de interés que pagan a los bancos los pases diarios del Central (instrumentos que, como su nombre indica, se renuevan todos los días) de 19 a 24%. Esto hará crecer una nueva bola de nieve al lado la de Leliq, cuya tasa es del 38%. Con esto el gobierno pretende hacer más atractivo el ahorro en pesos, pero al precio de poner una losa sobre la economía. En especial porque semejante tasa, cuando está cerrado el crédito internacional, ahuyenta la inversión y agudiza la recesión industrial, que por ende habilitara a la pérdida de puestos de trabajo y/o ajuste del sector privado y estatal.
La prioridad para el Gobierno es estirar los plazos de pago de la deuda que llega a más de USD 44.000 millones de dólares y que tiene vencimientos el año próximo. Guzmán adelantó que no pedirá nuevos desembolsos al organismo. Para los técnicos del FMI, las prioridades de la misión son monitorear el comportamiento de la brecha cambiaria, la cuestión fiscal y la posición de la cuenta corriente.
En los primeros nueve meses de 2020 el Banco Central lleva pagados casi 500.000 millones de pesos en intereses de Leliq y pases diarios. Es decir que el costo de «esterilización» de la emisión monetaria representó casi un tercio de los giros al Tesoro para cubrir su déficit. Como los bancos reinvierten otra parte de los intereses en estos instrumentos, que se renuevan cada semana y cada día respectivamente, sigue engordando una bola de nieve que ronda los 2,6 billones de pesos, de manera que estos pasivos superan a toda la base monetaria en circulación.
Esta situación pone en tela de juicio la premisa del Presupuesto 2021 que se está tratando en el Congreso, porque estima seguir financiando con emisión la mayor parte del déficit fiscal. Al FMI le preocupa esta ecuación porque es una promesa de inflación futura. Y acá es donde muere el relato de no ajustar del FMI, ya que ellos saben bien que la única fórmula para proceder a un desarme de esta bomba de tiempo es mediante una megadevaluación y un ajuste sin atenuantes del gasto público.
En tanto, entre miércoles y jueves la misión podría reunirse con la conducción de la Confederación General del Trabajo (CGT) y la cúpula de la Unión Industrial Argentina.
El secretario adjunto de la CGT, Andrés Rodríguez, confirmó el encuentro y dijo que el sector sindical le pedirá a FMI que el acuerdo con el Gobierno argentino “sea buscando un equilibrio, sin un ajuste despiadado”.
Kozak y Bubeddu también tienen en agenda el jueves un encuentro con la cúpula de la Unión Industrial Argentina (UIA).
Estas reuniones tienen por único fin mostrar que concita el respaldo necesario para encarar el «plan económico» necesario para el repago de la deuda.
Hay posibilidades de que el FMI exigirá las reformas laboral, previsional e impositiva, aunque no sea abiertamente. Estas dudas pueden tener inicios en casos como el de YPF, que ya hace punta con la primera de ellas, el robo de la movilidad que ya puso en marcha la confiscación a los jubilados, mientras que la baja de las retenciones a la burguesía agraria. A todo esto sumar las marchas atras de supuestas politicas populares, y la farsa del impuestos a las grandes fortunas que se convirtió en un «aporte solidario» son indicios del futuro tributario. Los anunciados tarifazos en los servicios públicos para el año próximo, y los recortes a salud, educación y asistencia social del Presupuesto 2021, configuran a su vez las señales de la austeridad.
Con información de Ámbito, BRCA, CNN, Infobae y Prensa Obrera.
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