La izquierda postmoderna y “progre”, junto con la izquierda trotskista, vuelven a repetir la historia. No es casualidad que se repita a viva voz qué hay que tomar el ejemplo del Mayo Francés, mientras se deja al Cordobazo en un segundo plano. No es casualidad, es ideológico. La ideología de la derrota y el fracaso.
Por Brian Panizza
Mayo Francés:
Todos los camaradas sabemos que fue el Mayo Francés, y que no fue. El Mayo del 68, fue una revuelta de universitarios de clase media, que se oponían a la sociedad del consumo y las políticas neoliberales de Charles de Gaulle. Sin plan de lucha, y con acciones improvisadas, supieron hacer eco en los medios de Francia. Pero pronto esa acción se empezaría a debilitar, de no ser por qué a ella se sumaron los sindicatos y la enorme fuerza del Partido Comunista de Francia, que por aquellas épocas era el partido de la izquierda.
Mayo fue una huelga general. Sin embargo, la mayor parte de los sectores participantes en la protesta no llegaron a plantearse la toma del poder ni la insurrección abierta contra el Estado, no, ni siquiera el Partido Comunista Francés llegó a considerar seriamente esa salida.
El 29 de mayo De Gaulle desaparece de la escena pública, en una acción estratega, sin llegar a asistir al Consejo de Ministros convocado para esa mañana. En las calles de París, los manifestantes se dirigían hacia la Estación ferroviaria de San Lázaro (la Gare Saint-Lazare), donde se concentraban los ferroviarios en huelga bajo el lema “Por un cambio político de progreso social y de democracia”, y gritan consignas como ¡Adiós De Gaulle! Los gaullistas, por su parte, convocan para el 30 de mayo una manifestación “En defensa de la República” en los Campos Elíseos. Y para hundir a los manifestantes la derecha convocó más de 300.000 personas mostrando su apoyo al Presidente.
La revuelta ya está paralizada. El 30 de Mayo, De Gaulle regresa a París y se dirige al país por la radio anunciando que no dimitirá, al tiempo que disuelve la Asamblea y convoca elecciones en un plazo de 40 días. La izquierda tenía dos opciones, o levantarse para tomar el poder, o asumir su derrota. Ningún sector mayoritario apoyo la toma del poder, y los grupos de extrema izquierda que si lo hacian fueron ilegalizados y perseguidos por el gobierno.
A mediados de junio ya todo estaba bajo control. Los días 23 y 30 de junio se celebrarían las elecciones legislativas, de las que la gaullista Unión de Demócratas por la República saldría fortalecida con un 38% de los votos y 293 diputados, contando con sus aliados. El Partido Comunista, por su parte, sufrió un fuerte descenso en su representación en la cámara (no así en porcentaje de votos), pasando del 15 % de los sufragios y setenta y tres representantes al 20 % y treinta y cuatro diputados. Idéntica suerte sufrío la Federación de la Izquierda Democrática y Socialista (FGDS, por sus siglas en francés) de François Mitterrand, que perdió la mitad de sus diputados (61 frente a los 121 conseguidos el año anterior).
Primavera Praga:
La primavera Praga fue un intento de contrarrevolución liberal, apoyada por el trotskismo y la izquierda postmoderna, en la que se buscó destruir el comunismo en Checoslovaquia. Desde Francia muchos militantes partieron hacia Praga gracias a las propagandas anticomunista que se repartian entre los sectores de izquierda liberales y trotskistas, durante los sucesos en París. Tal como hacen hoy contra Nicaragua y Venezuela, en solidaridad con supuestos estudiantes que salen armados a matar sandinistas o chavistas.
Este movimiento buscaba “modificar progresivamente aspectos totalitarios y burocráticos” que el “régimen soviético” tenía en este país y avanzar hacia una forma “no totalitaria” de “socialismo”, legalizando la existencia de múltiples partidos políticos y sindicatos, promoviendo la “libertad” de prensa, y la “libre” expresión. Es decir, imponer un Estado liberal que se vistiera de rojo. El suceso acabó en agosto de 1968, cuando las tropas del Pacto de Varsovia invadieron Checoslovaquia y pusieron fin a la contrarrevolución.
Como vemos nada distinto a lo que está haciendo la izquierda posmoderna y el trotskismo en estos días. Aprovechar levantamientos universitarios para hacer propaganda de agitación contra procesos revolucionarios.
Cordobazo:
Se han preguntado ¿Por qué el Córdobazo pasa a segundo plano para las reivindicaciones trotskistas y postmodernas? Bueno, con leer la historia basta para encontrar la respuesta.
En mayo de 1969, Tosco se reunió con la Federación Universitaria de Córdoba (FUC), para informarles del plan que habían elaborado con Torres. La FUC, que estaba por entonces conducida por Carlos Scrimini de la Juventud del Partido Comunista (FJC), aliado de Tosco, comienza a preparar la participación del estudiantado en la huelga, convocando asambleas en todas las facultades con una asistencia de diez mil estudiantes. En las asambleas, varias agrupaciones, estudiantes y partidos de izquierda, entre ellos el foquista PRT y el trotskista Nahuel Moreno, se opusieron a que los estudiantes se unan a los obreros en el centro de la ciudad, argumentando que la intención de Tosco era desencadenar un golpe democrático con el apoyo de la “burocracia” sindical.
Finalmente se impone la línea de Agustín Tosco, y comienza la pueblada, que llevo por nombre Cordobazo. Un movimiento que golpeó duramente a la dictadura de Onganía, haciendole dejar el gobierno tiempo más tarde.
El trotskismo y la izquierda infantil saben que no fueron parte de la línea que inició el Córdobazo y por eso optan por repetir que el Mayo Francés es el ejemplo a seguir. Y también repetir así la historia.
Actualidad:
Actualmente es un clásico escuchar “PC fundido”, “apoyaste a Videla”, “apoyaste a Braden y la Unión Democrática”, “estalinista”, “burocracia”, y una larga lista de clichés que se repiten para atacar a quienes tienen una línea que ha dejado en la historia más de 30 revoluciones, y ha apoyado muchísimo procesos revolucionarios, siendo el motor de las transformaciones.
Por eso queremos hablar de líneas. Por qué la única izquierda fundida no es la izquierda popular, la izquierda leninista. Si no la izquierda que en 1912 le pegaba a Lenin, y en 1917 al ver una posible victoria de Lenin y su partido, se olvidó de todo lo que dijo e hizo en 1912, a cambio de conducir el Ejercito Rojo. La izquierda que traiciono a la URSS, camino por las calles de la Italia fascista con impunidad mientras a Gramsci lo mataban en una cárcel. La izquierda de los miles de errores, como el entrismo en partidos burgueses. La izquierda que apoyo a la oligarquía del campo, y hoy no le queda otra que aferrarse al feminismo para poder subsistir.
Una izquierda sin programa político, es una izquierda fundida. Y por eso la izquierda que no necesitamos para la revolución es la que niega el Centralismo Democrático, y en su afán de criticar financiamiento de gobiernos “bonapartistas”, acepta a cambio de acciones pro imperialista, financiamiento del imperialismo, como los anarco trotskistas de Rojava. O Izquierda Anticapitalista apoyando el golpe en Siria. En nuestra región, Marea Socialista pidiendo el desplazamiento de Maduro, luego de ser expulsada del PSUV, por hacer entrismo y vender información al enemigo.
Es simple. Hoy lo que determina las líneas más o menos correctas, son la posiciones antimperialista. Las demás, todas están condenadas a repetir la historia. La historia del fracaso y la reacción.
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