Ubicada 17 km al norte de Hong Kong, hace solo 4 décadas era un pueblo. Hoy es un polo tecnológico mundial y una de las ciudades con más millonarios del planeta. Se puede decir que es un ciudad capitalista en un país socialista.
Por más de 1200 años, Shenzhen había permanecido inmutable. Siempre fue un pueblo de pescadores de casas humildes, botes malolientes y bicicletas desvencijadas. Pero el gobierno chino tenía una ambición, la de convertir a la ciudad en uno de los polos tecnológicos más importantes del mundo – el "Silicon Valley chino", como lo llaman – y el tercer puerto más activo del planeta.
Para ello, se llevó el experimento de transformarse en una de las cuatro zonas económicas especiales, lo que le permitió atraer capital y desarrollar la nueva riqueza de las naciones: el conocimientos y la innovación tecnológica.
En Shenzhen, además de empresas de tecnología de punta, también hay excelentes universidades y centros de investigación, que la vuelven una especie de imán para la ambición y el talento.
Esta ciudad pasó de 30 mil habitantes a 12 millones, y en ella se levanta un edificio por día. Hoy, Shenzhen está en el top 10 de las ciudades que concentran más millonarios en el mundo: 50.400 en total, de los cuales 39 son mega multimillonarios, según el reporte Censo de Billonarios 2018 que realiza Wealth–X.
Esto la convierte en el segundo centro urbano chino de super fortunas, después de Hong Kong, la ciudad que le disputa a Nueva York el primer puesto en el ranking mundial de residencia magnates con más de mil millones de dólares.
El mismo censo, publicado en 2016, la ubicaba en el puesto número 7 – con 46 "billonarios" – mientras Pekin aparecía en primer lugar (100 personas con más de mil millones de dólares), superando a Nueva York (95).
De esta ciudad se destacan tres grandes empresarios. Ellos son:
Ma Huateng, de 46 años, fundador de Tencent Inc es calificado como un "millonario de alto impacto" y la concentrs la cuarta fortuna de China. Es el creador de WeChat – una suerte de WhatsApp chino, pero con muchas más funciones – tiene una comunidad de 800 millones de usuarios que se comunican mediante su plataforma de mensajería, pagan todas sus compras, reservan y hasta hacen citas, con este servicio.
Bill Liu, de 35 años, es un millonario que dice venir "de barrio"; la clase empresarial a suerte de meritocracia lo pone como ejemplo de cómo cualquier chino que haya ido a la universidad, puede convertir su idea en una enorme empresa. Es el fundador de Royole Corp., con la cual ideó pantallas flexibles para smartphones que son las más delgadas del mundo. Su caso se hizo conocido en el mundo cuando Bloomberg tituló "Ingeniero chino se hace multimillonario al cumplir un sueño" en la que daba conocer su historia que es, en realidad, una de muchas.
Ren Zhengfei, de 72 años. Es quizás el más conocidos de todos. Más que en Steve Jobs, los jóvenes chinos se ven en él el modelo de emprendedor en el que desean convertirse. Es millonario y afiliado al Partido Comunista, participando en los últimos congresos de partido. Es el presidente de la poderosa Huawei Technologies, la cual fundó en 1987 a sus 41 años, con un capital de 6.000 dólares. Tres décadas después, la empresa se erige como la más grande del mundo en telecomunicaciones y la segunda fabricante de teléfonos celulares, con desarrollo, producción y ventas de equipamiento, gestión de infraestructuras, fabricación y venta de smartphones y otros dispositivos electrónicos, sólo superada por Apple.
Ren posee el 1% del consorcio, ya que Huawei es una cooperativa en la que los 180 mil empleados – de todo el mundo – son los dueños del 99% restante. Todo el mundo sabe que es aún el líder político, también lo demuestra en su compañía, cuando define a sus empleados como a "una hambrienta manada de lobos capaz de derrotar a leones" (haciendo referencia a sus competidores de occidente).
Además Shenzhen es una ciudad verde. A pesar de ser una capital industrial y tecnológica, es una de las ciudades de China donde mejor se puede observar el cuidado del medio ambiente. En Shenzhen hay zonas verdes bien cuidadas por todos lados. De hecho aquí no se puede producir si no se respeta al medio ambiente.
Sin embargo, esta ciudad combina políticas socialistas con una economía abiertamente capitalista. De hecho nadie puede negar que Shenzhen es la ciudad más abierta al capitalismo de toda China. Pero Shenzhen es una ciudad a la que van a vivir las personas que están interesadas en un futuro laboral en la industria tecnológica, por eso es una zona específica, para lo demás está Pekín.
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