*Por Asdrubal Cruz
En estos tiempos tan convulsos, donde la decadencia del monstruo capitalista es tan evidente, la cual golpea y contamina a las masas explotadas, esas de las que se ha nutrido por siglos y que como bestia herida de muerte arrecia sus brutales ataques sin limitación alguna con tal de recuperarse como superestructura hegemónica en la humanidad, las organizaciones sociopolíticas populares divagan y se pierden en el estéril sectarismo, muchas intoxicadas lastimosamente de concepciones posmodernas muy dañinas, así como también sus estancamientos debido a las limitaciones en el accionar político y sus complacencias inconscientes hacia el status quo que dicen “confrontar” y peor aun rallando en el populismo y el analfabetismo político, terminan de otorgarle así la oportunidad de regenerarse a la moribunda bestia capitalista para que luego, ésta, muy vengativa, radicalice su totalitario sistema expoliador.
Es por ello que los movimientos comunistas deben asumir nuevamente el liderazgo en las luchas populares que se están gestando en diversas latitudes del orbe, especialmente en Latinoamérica, el continente más codiciado por la plutocracia mundial, ya que la crisis capitalista que conlleva al declive de los gobiernos neoliberales y de sus aberrantes modelos en la mencionada región, se dan las condiciones para materializar un cambio estructural de sistema por medio de una revolución socialista o por lo menos ir conquistando espacios estratégicos en la sociedad y logrando que propuestas comunistas sean respaldadas dentro de coaliciones o frentes progresistas que ayuden al avance liberador del proletariado según las circunstancias históricas y según también la naturaleza política de esa coalición progresista en la que podrían proceder los comunistas. Pero para ello hay que asumir nuevamente y sin inhibición alguna la tarea de formar ideológicamente no sólo a la militancia de las organizaciones
comunistas sino también persuadir a militantes de organizaciones aliadas o a individualidades que coquetean con ideales revolucionarios pero no se han decidido por afiliarse algún movimiento o partido, y así no cometer de nuevo el craso error de
querer “cambiar el sistema” sin educar políticamente, tratando con políticas improvisadas que muchas veces contradicen no solo la tesis que se profesa sino también las condiciones materiales circunstanciales, usar el populismo de izquierda creyendo que así se mantendrá la “lealtad popular” hacia determinado “proyecto de cambio”, casarse con ciertas burguesías emergentes que van de “nacionalistas” y fueron excluidas por las burguesías convencionales en algún tiempo y que por ello aprovechan a los procesos progresistas como andamiaje para su empoderamiento económico político que al fin y al cabo responderán a su condición de burgueses, así como también usar las herramientas melladas del capitalismo que en vez de sanar al pueblo herido lo que hace es lastimarlo aún más, mientras que los comunistas que han sido la vanguardia experimentada en las luchas por la liberación de los pueblos durante el siglo XX y en las últimas décadas de este siglo, son quienes conquistando el poder y estableciendo los respectivos estados socialistas o estando aun en las bases y siendo disidentes combativos y en muchas ocasiones mártires en los estados capitalistas, han aportado al desarrollo de la humanidad con la democratización real de la política, con la equidad económica y de igual forma a las innovaciones y logros en las ciencias, artes y deportes, se han visto limitados, opacados, rechazados no sólo por la burguesía reinante sino también por esos mismos movimientos progresistas y de izquierda que va de “heterodoxa” la cual también se comió el cuento del mcarthismo y ha preferido distanciarse del movimiento comunista por mera ignorancia y señalar vagamente a
los comunistas de ser “ortodoxos” o de “desfasados”, y es por ello, valga la redundancia, que se debe retomar la formación ideológica, y esa formación debe estar apoyada en el marxismo, que es esa poderosa ciencia filosófica que través de sus herramientas primordiales; elmaterialismo histórico y dialéctico ha demostrado que son las formas de producción las que van edificando y caracterizando a los grupos, sociedades y civilizaciones, y que los que sostienen a esas formas de producción están los que generan la riqueza, que es la mayoría pero los que se llevan esa riqueza son la minoría explotadora, y que por ende es imprescindible seguir reafirmando la lucha de clases.
Las y los comunistas han de estar muy bien dispuestos y preparados a la hora de ejercer la participación política, deben asimilar cuáles serán los métodos de trabajo que aplicarán a la hora de incidir en las masas trabajadoras, partiendo del conocimiento de la dialéctica y sin divorciarse del marxismo leninismo con el objetivo de concientizarlas, logrando así que estas masas pasen de ser “clase en sí” a ser ¡clase para sí! Por ello se debe retomar el sindicalismo combativo y clasista de antaño, haciendo presencia en
talleres, fábricas, fundos, haciendas, puertos, instituciones, oficinas y demás sitios de trabajo ya sean de propiedad privada o estatal-capitalista e incidir en los trabajadores por medio de la formación ideológica en Economía política marxista, usando el preciso lenguaje y la acorde pedagogía-andragogía para así hacerles entender que son éstas y éstos los que motorizan realmente la economía, los que generan la riqueza, de que deben superar la división social del trabajo donde cada esfuerzo vale, tanto del que aplica el trabajo físico así como el que ejerce el trabajo intelectual, de que por medio de una gestión colectiva democrática de los grandes medios de producción y financieros por medio de consejos de trabajadores y trabajadoras donde tengan la oportunidad de ejercer una política económica planificada, científica, con creatividad innovadora acorde a la realidad social sin caer en el pragmatismo limitante, donde cada trabajadora y trabajador gane lo que realmente se merece según su esfuerzo y su necesidad económica, y que el objetivo sea una transformación socioeconómica donde los beneficiados y beneficiadas sean realmente los que generan la riqueza es decir el pueblo proletario.
Esta misma tarea, los y las comunistas han de desarrollarlas en el seno de las comunidades, han de encarnarse en la lucha junto a sus vecinos no sólo por los reclamos a causa de la problemática del vecindario sino para crear una nueva forma de democracia, donde se establezcan gobiernos comunales o barriales autónomos conformados por los mismos habitantes de las determinadas zonas con el fin de efectuar políticas directas que les atañen y que generen el bien colectivo frente a las viejas superestructuras de las pseudodemocracias burguesas, superando así el anticuado municipalismo latinoamericano. Tampoco se deben perder de vista los grandes aparatos de enajenación del sistema burgués compuesto por el sistema educativo y academias, los medios de comunicación, así como organizaciones religiosas y sectas, aprovechando así el conocimiento en las diversas áreas de las ciencias naturales-tecnológicas, humanas-sociales y deportes para instrumentalizarlo con el objetivo de concientizar a las masas, generar una nueva forma de educación cultural para el pueblo, comprendiendo las condiciones geohistóricas, la diversidad sociocultural, el pensamiento científico y crítico, así los comunistas deberán proponer un sistema educativo cuya misión pedagógica -andragóigca sea la formación integral y científica del pueblo trabajador, y que con esa formación este pueblo genere nuevas formas de conocimiento, asimismo las artes y deportes deberán ser cultivados pero con el fin de que sean instrumentos para el progreso espiritual colectivo, las relaciones interculturales entre pueblos y los definitivos cambios superestructurales, y más aún educar al pueblo bajo principios científicos frenando así las tesis religiosas que le han
enajenado las cuales contrarían las leyes que rigen la naturaleza. Mucho menos, las y los comunistas debemos olvidar la metodología revolucionaria al ejercer la política, partiendo de los principios del centralismo democrático, del conocimiento total de la realidad material y de la dinámica compleja sociopolítica y que a la hora de confrontar a las fuerzas reaccionarias que sostienen al putrefacto capitalismo, no olvidemos las exactas tesis de guerra popular que nos dejó el gran timonel.
Otro punto cardinal que no deben olvidar las y los comunistas y han de tatuárselos en la conciencia es la dificultosa tarea para gritar la verdad, recordando así lo propuesto por ese eterno camarada, digno entre los pueblos y genio de las artes, Bertolt Brecht:
“El que quiera luchar hoy contra la mentira y la ignorancia y escribir la verdad tendrá que vencer por lo menos cinco dificultades. Tendrá que tener el valor de escribir la verdad aunque se la desfigure por doquier; la inteligencia necesaria para descubrirla; el arte de hacerla manejable como un arma; el discernimiento indispensable para difundirla.”
Es decir, tener la suficiente inteligencia y conocimiento para encontrar la verdad entre las complejidades, no limitándose solo a teorizaciones sino partiendo de la práctica metódica diléctica, hacer de la verdad un arma de concientización entendiendo que esta es objetiva por muchos matices que pueda presentar y reconocer que las fuerzas reaccionarias son elementos del mismo capitalismo que se manifiestan para resguardar ese sistema y que con la mentira se sostienen y someten a incautos en nuestros pueblos, y se debe tener el coraje de escribir la verdad sin tergiversarla, sin doblegarse, si es posible sacrificarse por esta frente a las situaciones más crudas y ante los regímenes más represivos.
Latinoamérica expoliada y herida se levanta nuevamente y que con su histórica gallardía está a la vanguardia de las luchas de los pueblos del orbe para lograr su emancipación total, es por ello que asimilando las circunstancias de injusticia social y barbarie, es hora de que nuevamente el pueblo trabajador ¡vaya a la carga!
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