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¿Por qué en Kerala el Coronavirus no es una catástrofe humanitaria?

El estado del suroeste de India gobernado por el Frente Democrático de Izquierda con el PCI(m) a la cabeza, ha tenido el primer caso en el país, pero logró controlar la pandemia del covid-19 con un sistema de salud a la altura de las circunstancias.


5 de enero de 2021 | 12:13


Kerala es un estado de India donde habitan 35 millones de personas y que a finales de 2020 registra apenas tres mil muertos por la pandemia del Coronavirus, que ya significó alrededor de dos millones de vidas en el mundo. La localidad del suroeste indio recibió el primer caso de covid-19 en el país ,el 27 de enero, pero logró mantener el número de casos muy bajo.

El estado que gobierna el Frente Democrático de Izquierda, liderado por el Partido Comunista, evitó muchas muertes a partir de una fuerte campaña de concientización sobre el virus, la aplicación de una cuarentena y la garantía de productos básicos para la población, esta última una falencia de muchos gobiernos que apostaron a el aislamiento pero no atendieron a la población como se debía y la circulación se hizo inevitable.

Vale recalcar que Kerala es un estado con una constante entrada y salida de la frontera, con un alto número de trabajadores migrantes y una economía que depende de las remesas. También cuenta con muchos estudiantes en China y recibe un millón de turistas al año. Pese a reunir esas condiciones, logró mantener una tasa de mortalidad muy baja.


Cuando la vida es prioridad


Kerala encabezó una estrategia de rastreo de contactos usando mapas de ruta con quienes llegaban del exterior y estableció centros de atención en todos los distritos para los extranjeros con recomendación de aislarse. A su vez, los trabajadores de la salud brindaron acompañamiento a los ancianos que vivían solos, entre otras medidas de cobertura a la población. Un sistema de salud funcionando a la altura del momento se vio acompañado de otro factor fundamental: un pueblo que asume el compromiso para enfrentar al covid-19, con una democracia basada en el poder de los consejos comunales.

Un Estado con una estrategia de atacar los focos de contagio y un personal de salud alineado a ese objetivo también fue el ejemplo de Cuba, que a diciembre solo registra 143 muertos por Coronavirus y es el único país de América Latina que desarrolló su propia vacuna. En la isla fue clave sacar de circulación a los posibles portadores del virus y aislar barrios completos de ser necesario. Asimismo los estudiantes de medicina han sido protagonistas de la pelea contra la pandemia, yendo casa por casa a testear a los habitantes.

Otro que pasa desapercibido por los grandes medios de occidente y ha llevado adelante medidas efectivas ante el Covid-19 fue China, que al día de la fecha registra apenas ochenta mil casos en un país con más de mil millones de personas. En el suelo también gobernado por el Partido Comunista la estrategia no se corrió de los ya mencionados, pero con un despliegue estatal envidiable: en tan solo ocho días se creó un hospital modular en Wuhan, donde se registró el primer contagio. En China se recuperaron todas las actividades y tan solo registra un promedio de veinte casos por día en la última semana. Y como si esto fuera poco, el gobierno que preside Xi Jinping es el único país del mundo que verá crecer su PBI, en un escenario internacional que para las potencias capitalistas es de una crisis que no se atravesaba desde la caída de la bolsa en 1930.

Kerala, Cuba y China, entre otras experiencias donde la vida se puso por encima, demuestran con más evidencia que el capitalismo no es capaz de garantizar la vida de la población y que ante una crisis refuerza su carácter depredador. Solo basta con observar a Estados Unidos, que en pandemia registró un nivel de desempleo sin precedentes y más de doscientos mil muertos y hospitales saturados en San Francisco. También Brasil, con un Bolsonaro que militó contra el Coronavirus y el control de la pandemia desde su inicio, y ya cuenta con más de ciento noventa mil muertes.

Mientras los exponentes del desprecio a la vida no dejan de priorizar las ganancias de los de siempre en la pandemia, hay modelos sanitarios y sociedades que demuestran que otro camino es posible, como decía Fidel: “el capitalismo es una selva, es el hombre enemigo del hombre. Algún día el hombre tiene que vivir como una familia y solo un régimen social diferente, superior a este, puede dar lugar a que la humanidad sea una sola familia”.


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