Por José A. Egido.
Esa pregunta la respondió Stalin en la conferencia en 1921 a los estudiantes de la Universidad Sverdlosk recogida en el texto “Cuestiones del Leninismo”. Porque vivimos en la era del imperialismo, es decir, del capitalismo de los monopolios. El más reaccionario de todas las formas de capitalismo. El historiador chileno Luis Vitale se equivoca al negar la necesidad de caracterizar al capitalismo. No es lo mismo un capitalismo revolucionario como el expresado en 1789 en la toma de la Bastilla, ni el capitalismo nacional no (de momento, mañana ya veremos) imperialista ruso de 2021 ni la formación mixta capitalisto-socialista dirigida por el Partido Comunista chino en 2021 que el brutal imperialismo monopolista de los EEUU y sus aliados del “Five Eyes”, la Unión Europea y el G-8 que arrasa cruelmente con la salud de los niños, enfermos y ancianos venezolanos, extermina a los camaradas desmovilizados y otros luchadores de Colombia, ocupa parte de Siria tras 10 años de brutal agresión terrorista, mata a los niños de Gaza, bombardea a los civiles de la cuenca del Donbass y destruye la vida económica de los pueblos de Líbano, Siria, Cuba, Venezuela e Irán.
Quien se enfrenta con todas las consecuencias contra las maniobras imperialistas contra Venezuela como el empresario de Barranquilla nacionalizado venezolano Alex Saab merece el honorable y difícil título de “revolucionario” digno de toda solidaridad, respeto y admiración. Sin embargo, quien, disfrazado de ultraizquierdista, se empeña en calumniar a la Revolución Bolivariana y dificulta la solidaridad con la misma, en la típica posición Ni-Ni que tanto daño hizo a la solidaridad con la URSS, Yugoslavia, Serbia, Irak, Siria, merece ser tratado de contrarrevolucionario. Saab ha sido torturado y encarcelado en una neocolonia africana de los EUU y hoy en EEUU por haber burlado el criminal bloqueo contra Venezuela y alimentar a la amada población venezolana.
Las acusaciones de la justicia imperialista de “soborno” se caen por su peso porque nunca tal “justicia” procesó por genocida al general asesino Collin Powell, ni a los tiranos ni a sus lacayos del G-4 que han destruido la economía venezolana.
Que el “imbécil” (debidamente calificado por el presidente Maduro) portavoz del Departamento de Estado Ned Price no intente explicarnos que, en su corrupto país, que ha producido engendros como Kissinger aún vivo en su prolongada senilidad, Powell, Reagan, familia Bush, Trump, Pompeo y Bolton impunes de sus crímenes contra la Humanidad, la “justicia” no tiene “nada que ver” con la administración de los monopolios, es decir, el poder ejecutivo estadounidense presidido por el presidente de turno.
Los servicios de inteligencia imperialista buscan destruir a los constructores de una nueva economía global ajena al hegemonismo monopolista de la oligarquía financiera que provoca crisis económicas pavorosas, destruye fuerzas productivas, saquea los recursos naturales de los pueblos y busca impedir su desarrollo libre.
Constructores como el empresario Alex Saab, el Comandante Chávez que ideó Petrocaribe, las Misiones y el ALBA-TCP, el presidente Maduro empeñado en reactivar PDVSA y diversificar la economía venezolana, el ex presidente Evo Morales que nacionalizó el gas boliviano, la ex presidenta Cristina Fernández que rescató la petrolera YPF, Lula encarcelado por meter Brasil en el bloque BRICS, la detenida (ya liberada) jefa financiera de la empresa china Huawei Meng Wanzhou, el asesinado general iraní Soleimani, el presidente de Rosneft ruso Igor Sechin.
En esta guerra económica hay bajas: Jacobo Arbenz que nacionalizó las tierras de United Fruit Company y Mossadegh que nacionalizó el petróleo iraní sufrieron golpes de Estado, Bumedián que impulsó la planificación económica argelina fue probablemente envenenado; Nasser que nacionalizó el Canal de Suez fue bombardeado por israelíes, franceses e ingleses. Pero los pueblos se impondrán.
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