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Pasar a la ofensiva frente al agresivo avance de las derechas


Por Victor Kot* y Marcelo F. Rodríguez*

Al momento de escribir esta nota editorial, la pandemia de COVID19 continúa presente en todo el mundo y a la espera de encontrar la vacuna que ponga fin a esta situación, en tanto en nuestro país estamos atravesando el momento más crítico desde que se declararon las medidas de aislamiento social preventivo y obligatorio en el mes de marzo.


Como hemos analizado en los dos números anteriores de Cuadernos Marxistas, si bien el coronavirus ha profundizado la crisis capitalista preexistente a nivel mundial, aquí se agravó exponencialmente por la situación económica y social dejada por el gobierno de Macri: Sistemas de salud devastados, servicios sociales reducidos a su mínima expresión y la insolidaridad como norma en una economía dominada por las finanzas y la especulación.


En sus cuatro años de gobierno, el macrismo, que había recibido un PBI de 643.000 millones de U$S lo redujo a 450.000 millones, una caída de 5 puntos y de 8,8 puntos del PBI per cápita. Quebraron alrededor de 25000 Pymes, se perdieron más de 280.000 puestos de trabajo en el sector formal de la economía, además de los miles de desocupados del sector informal. La baja del salario real entre 2015 y 2019 fue de alrededor del 20 % y la pobreza llegó al 35,5 por ciento, un 8 por ciento quedó por debajo de la línea de subsistencia y la inflación acumulada en esos cuatro años fue de más del 300 %. La deuda externa creció fuertemente y se adoptaron los planes del FMI con sus clásicas políticas de ajuste, particularmente en educación y salud, esta última reducida a Secretaría.


Sobre esta realidad se derramaron los efectos de la pandemia y se hicieron mucho más evidentes los efectos que las políticas neoliberales han provocado en nuestras sociedades, la pobreza, la exclusión, el debilitamiento de las instituciones públicas y estatales que se expresa en los altos grados de indefensión de buena parte de la sociedad ante una amenaza sanitaria como la que estamos viviendo.

Como era de esperar, la gran burguesía imperial, el capital trasnacional, alertas ante la crisis que, desde el 2008 ha puesto en jaque a las economías del mundo, potenciada ahora por la pandemia de COVID-19, está poniendo en marcha un plan de reestructuración que le asegure la supervivencia y el acrecentamiento de sus ganancias. Con este objetivo se reunirán en el Foro Económico Mundial de Davos, en enero del año que viene. Esto no quiere decir que esperen a ese Encuentro para entrar en acción: Despidos, suspensiones, salarios a la baja, teletrabajo, precarización y otros recursos ya están siendo utilizados, buscando preservar su tasa de ganancia y su posición dominante, sin importar, como siempre, el costo social y humanitario de estas medidas.


Los debates sobre el «plan de recuperación europeo» ya nos muestra el camino que buscan seguir, basado nuevamente en el salvataje desde el Estado de las empresas privadas, junto a un plan de modernización tecnológica y el negocio de los nuevos requerimientos sanitarios en el centro, pero sin tener en cuenta, y esto es crucial, las nuevas condiciones laborales y los derechos de los/as trabajadores/as.

En este contexto se está librando la batalla por lo que se llama la «nueva normalidad», donde se da, como hemos analizado, la disputa entre el bloque de poder y el pueblo y sus organizaciones.


Por un lado, quienes buscan en la crisis fortalecer sus posiciones, sus ganancias y la explotación de los y las trabajadores. Empresas vinculadas a la tecnología y la industria farmacéutica han visto crecer sus ganancias exponencialmente en este contexto de pandemia.


Por otro lado, debemos valorar la experiencia de aquellos países que, gobernados por Partidos Comunistas, mejor están enfrentando la pandemia: Cuba, China, Vietnam despiertan esperanzas a nivel global, pese a la feroz campaña de bloqueos, estigmatización y anticomunismo que se lanza sobre ellos.


En Argentina, hemos valorado y apoyamos la forma en que el gobierno asumió tempranamente las medidas sanitarias necesarias para enfrentar la pandemia y algunas de las decisiones tomadas para asistir a los sectores más vulnerables. Pero al mismo tiempo, vemos de qué manera y en el peor momento de la pandemia en nuestro país, se alimenta un relajamiento irresponsable y mezquino de parte de los proclamados anticuarentena y desde actores del poder político, económico y mediático.


Al respecto, el accionar del gobierno de Rodriguez Larreta en la Ciudad de Buenos Aires debe ser denunciado. Ese doble juego de apoyar las medidas presidenciales de contención y aislamiento y en simultáneo avalar convocatorias como las del 9 de Julio y el 17 de agosto, resulta doblemente peligroso. La propagación de contagios y muertes que implican desde el punto de vista sanitario, y no solo a quienes por conveniencia o por ignorancia asisten a esas marchas; junto al desafío que plantean a la autoridad presidencial, no son ajenos a un plan de acción que va instalando un clima de debilidad del gobierno, favorecido por las medidas anunciadas desde el Ejecutivo y en las que no se ha avanzado o directamente se ha desistido.


Reiteramos, así como apoyamos lo realizado para enfrentar la pandemia en materia sanitaria y valoramos la asistencia del Estado a los sectores más desprotegidos, hoy está aumentando la preocupación, tanto en nuestra fuerza como en algunos de los espacios aliados, por la tendencia al repliegue que se ha manifestado en el gobierno en más de una ocasión, al realizar un anuncio o iniciativa en favor de los intereses del pueblo, y, ante los primeros y feroces ataques de la derecha política, económica, judicial y mediática, vacilar y finalmente ceder la oportunidad de pasar a la ofensiva.


Un ejemplo de anuncio fallido resultó la propuesta del impuesto a los que acumulan las más grandes fortunas del país. Han pasado varios meses y el proyecto no fue presentado aún y entendemos que, si éste enfrenta trabas en su tratamiento parlamentario, debería salir por decreto ante la grave situación de emergencia. Al respecto, ratificamos nuestro criterio de que la única manera de enfrentar la crisis y la política de la derecha es la ofensiva política del pueblo y sus organizaciones, y en ese sentido, seguiremos bregando por esa ley y proponiendo que no sea «excepcional» sino que abra la puerta para una profunda reforma impositiva progresiva.


Otro caso muy preocupante es lo sucedido luego de proponer la intervención y expropiación de Vicentín (grupo importante en la producción de alimentos y con claras evidencias de su accionar delictivo, de evasión, fuga de capitales, etc..,), cuando frente a la intempestiva reacción de la derecha mediática y judicial, sumada a la movilización de algunos miles de reaccionarios con consignas anticomunistas, antivenezuela, antikirchneristas y defensores de la propiedad privada empresarial, el presidente retiró el proyecto y declaró que no esperaba esa reacción y que lo estigmaticen como «expropiador serial». Consideramos que se debe sostenerse el pedido de intervención y expropiación de Vicentín, porque se trata de una medida importante para marcar una orientación en favor de la soberanía alimentaria y de una creciente presencia y control público y estatal en un sector estratégico como el agroalimentario, en la producción y comercio exterior de granos, carnes, aceites, entre otros rubros claves de nuestra estructura económica. A demás nos permitiría contar con una empresa testigo en el mercado agroexportador, para regular la comercialización, establecer valores de referencia en ese terreno, combatir la evasión impositiva y la fuga de divisas.


Lamentablemente, no podemos dejar de vincular el abandono de la propuesta de intervención y expropiación de Vicentín con las reuniones en las que tanto Cristina Fernández de Kirchner como Alberto Fernández recibieron al Consejo Agroindustrial Argentino. El problema no es la reunión en sí, sino el apoyo que el presidente manifestó al plan 2020/2030 presentado por el Consejo para aumentar las exportaciones, lo que no hace más que profundizar el modelo agroindustrial concentrado vigente.

En el caso de la Deuda externa y

el acuerdo anunciado con los bonistas se postergan los vencimientos para adelante, pero falta aún el acuerdo con el FMI, y se está dejando de lado la demanda por la investigación del carácter fraudulento de la deuda, para qué se tomó, quiénes se beneficiaron y quiénes fugaron miles de millones de U$S de esa deuda. Recordemos que, en el debate previo a las elecciones, Alberto Fernández manifestó que «más del 80% de los fondos girados por el FMI se utilizaron para permitir la fuga de divisas» y reafirmó: «Los dólares de la deuda se los llevaron sus amigos, presidente», dirigiéndose a Macri. Es decir, sigue pendiente la investigación que la fórmula presidencial del Frente de Todxs había anunciado en la campaña electoral. Sostener la exigencia de terminar con el proceso de endeudamiento, impulsar todas las investigaciones sobre la legalidad de la deuda externa y llevar a cabo una revisión de las relaciones con el FMI, Banco Mundial y demás organismos financieros internacionales, tiene que seguir estando en el orden del día.

Enorme gravedad representa el aumento de los casos de violencia policial, el caso de Facundo, sumado a otros ocurridos en estos meses en distintas provincias son de extrema gravedad. Hay que fortalecer la denuncia y la lucha contra todo tipo de violencia y represión por parte del Estado. No puede ser que un gobierno que proponga una orientación «nacional y popular» tenga como Ministro de Seguridad, en el mayor distrito del país, a un personaje como Sergio Berni y que siga sin avanzar en la libertad de los presos políticos, a quienes considera «arbitrariamente detenidos». A pesar de la difícil situación que atravesamos para la movilización, resulta urgente fortalecer las acciones de denuncia y condena de estos hechos e insistir con la necesidad de terminar con las acciones represivas y autoritarias por parte de las fuerzas de seguridad y la inteligencia interna.


El tema de la vacuna contra la COVID-19 es otro tema que genera controversias, inmerso, como no podía ser de otra manera, en el marco de la disputa geopolítica por cómo se está repartiendo el poder político y económico con vistas a la pos-pandemia. Y esto, aun cuando ninguna de las vacunas con las que se está trabajando en el mundo haya alcanzado aún la etapa final para su aprobación y uso.

No deja de llamar nuestra atención, que un día después del anuncio de la vacuna rusa, que veremos cómo evoluciona, se anuncia el acuerdo para producir en Argentina y envasar en México la vacuna que se está desarrollando en Oxford, dándole prioridad a este acuerdo y a las pruebas que están llevando adelante laboratorios alemanes y estadounidenses, por sobre los que se están negociando con Rusia y China. Habrá que analizar cuál es la relación que estos acuerdos tienen con la negociación cerrada con los bonistas por la deuda, la que se enfrenta con el FMI y los condicionamientos ocultos de esas negociaciones.


Lo mismo podemos decir, y demuestra una vez más las disputasdentro del gobierno y de la cancillería en particular, del ingreso de la Argentina al Grupo de Contacto sobre Venezuela, donde buena parte de sus integrantes reconoce al autoproclamado Guaidó y trabajan para derrocar a Nicolas Maduro, mientras que en el Grupo de Lima, el 14 de agosto la Argentina sostuvo que: «la Argentina apoya la realización de las próximas elecciones parlamentarias de diciembre y que es contradictorio plantear que la única salida para Venezuela es un presunto gobierno de transición y a la vez despreciar la importancia de que se cumpla con la Constitución Venezolana» Insistimos, estas decisiones dejan expuestas a la vez las contradicciones y disputas que se están librando en el gobierno y el Frente de Todxs.


En los últimos días se ha presentado el proyecto de Reforma judicial, es motivo de análisis su contenido y nos preocupa qué derivaciones genera el avance de dicho proyecto, no solo a nosotros sino también a otras y otros integrantes del FdT con quienes tenemos que articular acciones políticas, como siempre dijimos, para dar la disputa dentro del mismo Frente y en la sociedad. En reiteradas oportunidades nos hemos manifestado sobre la necesidad de adoptar medidas políticas, legales y constitucionales con el objetivo de democratizar el Poder Judicial, para que el mismo no sea un instrumento desde el cual se promueve una justicia clasista, a favor de la clase dominante y cómplice de los procesos de desestabilización impulsados desde el imperialismo a través de lawfare. Vinculado a esto, resulta esencial avanzar en la democratización del sistema de medios de comunicación, que han perfeccionado sus técnicas de guerra comunicacional y fakenews, en connivencia con sectores del Poder Judicial.


Sabemos muy bien que el enemigo es muy poderoso, que a la derecha se la derrotó electoralmente, pero que el bloque de poder tiene una enorme capacidad de presionar y condicionar las acciones del gobierno. Por tal motivo es preciso que, en temas centrales para afrontar esta coyuntura e ir encaminando la política hacia los objetivos que dieron origen al FdT, construyamos las condiciones para actuar con más decisión. De esta disputa no debemos estar ajenos, porque observamos en estos meses cómo las fuerzas de las derechas han ido encontrando las formas de su reacción tras la derrota macrista, vemos que buscan reunificarse en un comando central y hoy desarrollan una campaña destituyente cada vez más descarada, inspirada en los manuales conspirativos surgidos de los centros imperiales, que tan bien conocen personas como Mauricio Macri, Patricia Bullrich, Elisa Carrió, Fernando Iglesias, Laura Alonso y demás representantes de los oscuros intereses de los EEUU, la Unión Europea e Israel.


El reciente viaje en medio de la cuarentena estricta del ex presidente Mauricio Macri al Paraguay y su saludo a las movilizaciones de corte fascista que tuvieron lugar el 9 de julio y el 17 de agosto, son provocaciones explícitamente antidemocráticas, ajustadas al guión que dictan los manuales golpistas del imperialismo yanqui.

Queda cada vez más en evidencia cómo mediante la lógica mafiosa de la extorsión, los representantes del poder real operan sin ningún escrúpulo para que sus privilegios se mantengan inalterables. Ante cada titubeo del gobierno nacional imponen su agenda y acusan al gobierno de no respetar la sacrosanta propiedad privada, las «instituciones republicanas» y las «libertades individuales» buscando así legitimar y amplificar el discurso y el accionar destituyentes.

El grupo Techint, quien ya había inducido a una matanza de trabajadorxs vía Covid-19, obligándolos a concurrir a las plantas en Bérgamo, al norte de Italia, decidió dar la voz de orden desafiando el decreto presidencial de prohibición de despidos, y eso fue como una señal que desató a las fieras. Con esto, el empresariado habilitó en gran medida los despidos, las suspensiones, la quita de parte de los salarios, y a pesar de las medidas paliativas oficiales también empezaron a cerrar gran cantidad de Pymes. Y como decíamos, junto con ello se desató un plan conspirativo desestabilizador que está en pleno desarrollo de sus primeras fases y que constituye una actualización, a los tiempos y en las condiciones de pandemia y cuarentena, de los manuales de desestabilización de Gene Sharp del Albert Einstein Institute, entre otros tanques de pensamiento de los EEUU.


Quienes busquen esos textos, notarán que su primera fase, de ablandamiento y creación de matrices de opinión y climas de malestar, está en pleno desarrollo. No es inocente que en este contexto aparezcan consignas contra el comunismo, de defensa de la propiedad privada y las libertades individuales, o el insolidario lema «no seamos Venezuela», o el reclamo de funcionamiento de las instituciones, y que estamos ante el inicio de la segunda fase de calentamiento de calle, con las agresivas convocatorias para ganar el espacio público, aprovechando la molestia o el descontento social por razones reales o potenciales en las actuales circunstancias, desafiando las normativas sanitarias, en una contexto donde el movimiento popular no puede utilizar su histórica herramienta de la movilización popular, que es en la Argentina una herramienta de lucha central.

Se trata de lo que llaman los golpes de Estado «blandos» o procesos desestabilizadores del siglo XXI, siendo las siguientes etapas previstas en esos documentos las que debemos comprometernos a impedir, las de una mayor agudización y radicalización de la confrontación y la creación de condiciones para la caída del gobierno, en lo posible utilizando mecanismos constitucionales como las líneas de sucesión presidencial, las asambleas legislativas u otras artimañas. Hemos tenido en América Latina varios ejemplos de esto.


En este sentido, en esta difícil coyuntura, de crisis capitalista y ofensiva de las derechas y el imperialismo, en la disputa que ya se está librando por la llamada «nueva normalidad», será importante darle centralidad, dentro de nuestra política internacional, a la articulación entre los Partidos Comunistas, las fuerzas revolucionarias y progresistas de América Latina y el Caribe. Retomar, entre otras, las experiencias de la Carta de los Cinco, de los diversos seminarios y encuentros realizados, del Foro de San Pablo y de los organismos regionales creados en los años de los gobiernos progresistas. Fortalecer e impulsar estos espacios de confluencia, de debate, formación y acción política conjunta de carácter internacionalista resulta de enorme importancia para hacer mucho más efectiva nuestra lucha contra las derechas y las políticas imperialistas.


Los y las comunistas tenemos el desafío y la obligación de presentar estas propuestas estratégicas a la sociedad y en particular al interior del Frente de Todxs. La disputa por la orientación del gobierno entre sus componentes, sobre todo entre quienes provienen de la matriz peronista, dificulta la toma de decisiones y provoca contradicciones, lo cual es lógico en un Frente, pero preocupa que en la mayoría de los temas esto determina vacilaciones, repliegues y el retroceso del gobierno frente a las presiones de las derechas. Las dificultades que enfrenta el movimiento popular para manifestarse en este contexto de pandemia, y la no institucionalización del Frente de Todxs en una Mesa Política que pueda debatir aspectos propositivos y programáticos son parte de estos problemas.


No hay dudas que enfrentamos a un enemigo muy poderoso, que es parte constitutiva del bloque de poder no solo en nuestro país, sino en la región y directamente ligado a los intereses imperialistas, al cual no se debe subestimar, sobre todo en la capacidad de ofensiva cultural y simbólica que ha demostrado y que ha tenido un importante éxito en desacreditar las alternativas revolucionarias y despolitizar a la sociedad.


Para enfrentarlo tenemos que profundizar nuestras propuestas estratégicas de carácter socialista, anticapitalista, internacionalista, antipatriarcal, revolucionario, en este contexto de crisis capitalista.

Pasar a la ofensiva para enfrentar al agresivo avance de las derechas.


*Victor Kot: Secretario General del Partido Comunista. Director de Cuadernos Marxistas.

*Marcelo Rodríguez: Miembro del CC del Partido Comunista. Secretario de Redacción de Cuadernos Marxistas.


Fuente: Editorial - Cuadernos Marxistas n°19

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