Por Brian Panizza
Hoy la Argentina tiene en la práctica a un presidente electo virtual, ese es el candidato de la oposición Alberto Fernández, que básicamente ya gano las elecciones, solo le falta que se lo confirme el voto popular en octubre, el cual tiende a crecer en ves decrecer. Y tiende a crecer por que ya nadie, ni el capital concentrado soporta al gobierno de Cambiemos. Alberto Fernandez seria el candidato de la izquierda en un país donde quizás no existe la izquierda como tal, o al menos no tiene peso, y la categoría utilizada es el "pueblo o corporaciones". Pero, incluso usando esta categoría, a la cual no adherimos, la diferencia de los dirigentes de izquierda "populistas" que han sido electos recientemente en Latinoamérica, hablamos de Nicolas Maduro y Daniel Ortega mas que nada, Fernández tiene una postura super moderada, similar a la de Andres Manuel Lopez Obrador en México o Martines, el candidato del Frente Amplio en Uruguay. Una postura que para nada encuadra en el viejo "populismo" de Cristina Kirchner, que tampoco tenia mucho de izquierda, pero si compartía algo con la izquierda latinoamericana, la confrontación con cierto grupo concentrado.
El 11 de agosto en las elecciones PASO, Alberto Fernández superó al presidente Macri por un margen inesperadamente alto, de más de quince puntos porcentuales. La compañera de fórmula de Fernández es la ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner, lo cual ha generado enorme preocupación en el sentido común sobre el regreso de los llamados populistas que gobernaron en la Argentina hasta 2015, y que para muchos ciudadanos es sinónimo de chavismo. Es por esto que Cristina Kirchner, decidió lanzar a Alberto Fernández como candidato a presidente, por su posición ligada hacia la centroizquierda, pero su amistad con el capital concentrado, los grupos mediáticos como Clarín y sectores de la centro derecha peronista, como Sergio Massa. Para el peronismo es el candidato perfecto.
Alberto Fernandez tiene en su experiencia haber sido jefe de Gabinete durante la presidencia de Néstor Kirchner, donde el país tuvo cinco años consecutivos de superávit fiscal, obviamente ligada a la producción neoextractivista heredada del menemismo. Alberto rompió luego de la 125 con el gobierno kirchnerista, y se canso de correr por derecha al mismo durante el mandato de Cristina Kirchner. Las criticas que ayer hacia Cristina, sostiene que hoy las sigue compartiendo, que el presidente sera el y que se corregirán estos errores cometidos en el pasado. Esta quizás sea una postura honesta de Alberto y quizás también permita conciliación con sectores que estaban en el kirchnerismo pero rompieron en el segundo o primer mandato de Cristina.
La reacción inmediata de la región ante la victoria casi segura de Fernández fue de ansiedad sobre sus posturas futuras. El presidente de la extrema derecha de Brasil, Jair Bolsonaro, dijo que si Fernández llegaba a la Casa Rosada, los "bandidos izquierdistas" detonarán una crisis de refugiados argentinos, y que ademas romperá con el Mercosur antes de compartir espacio con un gobierno que, solo el, ve como una linea de izquierda. Del otro lado del espectro, aparece el líder chavista, Diosdado Cabello, quizas el segundo mas importante en el gobierno de izquierda popular de Nicolás Maduro en Venezuela, aparece con una advertencia a Fernández, diciéndole que su amplio margen de victoria no reflejaba un apoyo hacia él, sino oposición a las pésimas políticas económicas de de Macri, que han llevado a un recesión tan grave como la de Venezuela (que sufre una guerra económica). Diferentes intelectuales de derecha esperan que Alberto sea un líder centroizquierdista de corte liberal como Bachelet.
En el Partido Justicialista, en Grupo Callao, Instituto Patria, y en el equipo económico del líder peronista, saben que Fernández tendrá que hacer un gobierno en servicio de los grupos económicos si no quiere ser desestabilizado rápidamente. En este sentido, con los grandes problemas que tiene la economía argentina, muchos se preguntan si mantendrá su posición en el centro, para no decepcionar tanto al ala de izquierda que le apoya y al ala de derecha que le presionara, o por presión de este ultimo y del mercado girara hacia una política de corte neoliberal, perdiendo el apoyo del ala izquierda.
Sabemos que desde la crisis monetaria del peso en abril de 2018, Argentina ha sido uno de los eslabones más débiles de la economía mundial: el peso se ha devaluado un 67 por ciento y, actualmente, el país se encuentra en su segundo año de recesión. El Fondo Monetario Internacional (FMI) ha realizado el rescate financiero más grande que se le haya otorgado a un país. La deuda externa excederá el cien por ciento del PIB anual del país para finales de este año y la tasa de desempleo se ha elevado al diez por ciento. Más de tres de cada diez argentinos son considerados oficialmente pobres.
No hace falta ser economista para darse cuenta que es muy poco probable que las cosas mejoren a corto plazo, y menos aplicando políticas de corte populista o de izquierda, ya que para eso se requiere modificar la estructura del Estado y no tiene fuerza para hacer eso hoy y por su pasado menemista, dudo que le interese hacerlo a alguien dentro del Justicialista. Alberto Fernández sabe que para cumplir con su vaga promesa de campaña de reactivar la economía, tendrá que reunir todo el apoyo posible, tanto el del la burguesía de su país como el de la burguesía extranjera y los gobiernos regionales, la mayoría neoliberales.
Desde la dictadura militar que puso fin al modelo de la ISI, y abrió una apertura de libre mercado y un modelo de saqueo y neocoloniamsmo que floreció en los 90´ con el menemismo, los argentinos han sufrido la hiperinflación de 1989, la crisis de 1998, con la fuga de capitales que derivarían en el del bloqueo de las cuentas bancarias (corralito) que precedió al mayor cese de pagos de deuda soberana de la historia a finales de 2001, y la posterior recesión económica, la mayor crisis sufrida desde la recuperación de la democracia. Hoy Argentina sufre una crisis similar a la del 2001, y es muy difícil superar esta crisis en el marco de una estructura de Estado basada en la dependencia y el neocolonialismo económico. ¿Que puede hacer Alberto Fernandez en estas condiciones sin tocar la estructura del Estado? poco mas que gobernar en coalición con la burguesía y los grupos económicos, tanto nacionales como internacionales, para reactivar la producción, generar trabajo nuevamente y de esta manera aumentar las demandas para que funcione el mercado. No va ser un gobierno de izquierda, ni mucho menos, no esta entre sus intenciones grandes reformas.
Argentina hoy es un país donde hay una eminente crisis política e institucional, ademas de una crisis económica, una crisis que lleva décadas. Fernández es un resultado de la reinvención política de un país donde hay un modelo que esta caducado hace tiempo. Nadie sabe si realmente es un líder de centro izquierda como dice, ya que salio de una candidatura de Cavallo, o realmente es una invención que se hizo para ganar las elecciones y sacar a Macri del poder, al que ni la burguesía hoy soporta. A pocos realmente le importa discutir su posición en el espectro político, si sabemos que económicamente hablando es liberal. En este sentido, la decisión de la ex presidenta de respaldar la candidatura de Fernández y postularse como su vicepresidenta ha sido la de girar hacia una coalición con posición de centro que le permita unir desde conservadores liberales hasta comunistas en un mismo frente contra Macri.
Pero sabemos que la base del kirchnerismo esta en una centro izquierda que poco cambiara pese al giro al liberalismo casi obligado de su proyecto. Vemos a La Campora apoyar el proceso en Venezuela, sectores duros del kirchnerismo, de la izquierda nacional y sectores marxistas cuestionar la candidatura de Alberto Fernandez pese a su integración al Frente de Todos y su militancia en la campaña para estas elecciones. Esto nos da un claro resultado de la lectura de este frente, de esta candidatura; se tratara de unas elecciones donde la prioridad sea sacar a Macri y un "luego ya veremos". Un gobierno de transición hacia una economía estable y un periodo de orden social burgués, donde el obrero recupere su trabajo y lleve una vida normal con los problemas normales de un Estado burgués presente y en funcionamiento.
Esta coalición, la del Frente de Todos, viene funcionando bien en la campaña anti-Macri, pero la presidencia abriría nuevos debates, nuevas fracciones y rumbos distintos entre los sectores que integraran el mismo. Fernández tendrá que construir puentes sólidos con actores, a quienes la izquierda que le apoya como los seguidores de Cristina Fernández de Kirchner consideraron durante mucho tiempo enemigos, entre ellos podemos mencionar agentes locales como los grupos empresariales opuestos al kirchnerismo durante su mandato, al poder mediático, sobre todo al monopolio Clarín, y algunas empresas extranjeras con las cuales el kirchnerismo no tenia buena relación (no solo Barrick Gold, Monsanto y Chevron, amigas del kirchnerismo). Tendrá que tener buena relación con el Wall Street y la Casa Blanca, a no ser que quiera cortarse con China y el bloque antimperialista, pero en estas condiciones y con las lineas que viene bajando el Frente de Todos, lo dudamos. Al mismo tiempo tendrá que lograr despegarse mas que nada de la monstruosa etiqueta de "populismo", la cual el mismo rechaza, y mucho mas los sectores con los que tendrá que negociar.
Los aliados internacionales del país también tienen un papel clave en este nuevo periodo que podría abrirse una ves gane las elecciones Alberto Fernandez, a esta altura casi presidente irreversible. Lo primero que tendrá que hacer el próximo ministro de Economía sera renegociar términos con el FMI, ya que es muy poco probable que Argentina logre saldarlos, como está previsto, para finales de 2023, por esto es que escuchamos a los economistas de Alberto hablar bien del FMI y decir que la prioridad es el pago de la deuda externa - contraída por la burguesía. En cuanto al gobierno de Donald Trump, que se declaró a favor de Macri y estableció relaciones carnales, le sera casi imposible romper relaciones, o incluso alejarse de este al nuevo gobierno, si quiere como planea no confrontar con el poder concentrado y el imperialismo. Y no solo eso, Argentina forma parte del Grupo Lima, al que un presidente de centro izquierda como AMLO decidió salir cuestionando su actitud golpista frente a Venezuela. Entendemos que por las declaraciones en lineamiento con el gobierno de Uruguay, México y Bachelet, el próximo gobierno se alejara de este grupo golpista y pro imperialista, pero exigirá nuevas elecciones en Venezuela repudiando al gobierno de Maduro, como ya lo hacen en campaña.
Se trata de un posible gobierno de centro, no de un gobierno de izquierda. De hecho, Alberto Fernandez cuestiono que se corten las calles y ruta, y aseguro que no esta a favor de los piquetes. En sintonia con el "nuevo contrato social" que menciona Cristina Kirchner, podemos dar por seguro que se utilizara el aparato represivo del Estado para frenar las protestas sociales y garantizar una transición pacifica hacia una reactivacion de la economía burguesa. Vamos, que ya lo vimos incluso con Peron en el 74, y Cristina Kirchner luego de la crisis del 2008/09.
¿Decepcionara a la izquierda? Pues quizás sea mejor que la izquierda vaya haciendo analisis de sus posturas y de la coyuntura actual para darse cuenta antes de tiempo de que el próximo gobierno no sera lo que nosotros queramos que sea, si no lo que el mercado quiera que sea. Y con esto no queremos decir que la izquierda deba no votar por el, cada cual sabrá lo que deba hacer, cada partido tendrá su resolución al respecto, aquí simplemente estamos haciendo un analisis anticipado de los lineamientos de Alberto Fernandez.
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