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Manifiesto comunista

El 21 de febrero de 1848 Karl Marx y Friedrich Engel publicaron el Manifiesto del Partido Comunista. Es el texto más importante en la historia del movimiento comunista, pues encargado por la Liga de los Comunistas, se desarrollan las bases del movimiento.


21 de febrero de 2023.


El texto en cuestión fue publicado en 1848, y lejos de lo que muchos interpretaron, no ofrecía recetas para el futuro, era un manifiesto programático para la acción y lucha de los comunistas. Sin embargo, al mostrar que el capitalismo no es eterno ni natural, Marx y Engels explicaron cómo las crisis capitalistas preparan el camino para nuestra futura liberación. Es decir, el socialismo no es una utopía, si no algo inevitable por la lucha de clases.


Para entender el contexto, Marx y Engels escribieron el Manifiesto en diciembre de 1847, cuando Marx tenía veintinueve años y Engels veintisiete. Europa (y el mundo) atravesaban un escenario de múltiples revoluciones sociales. Estás eran contra los imperios, la dominación monárquica y los gobiernos tímidamente liberales al servicio de una clase social concreta: la burguesía. Entre 1847 y 1849, la esperanza revolucionaria fue animada por republicanos, socialistas, demócratas, anarquistas y comunistas.


Todas estas tendencias estaban movilizadas y organizadas con el objetivo de desencadenar un levantamiento popular contra la opresión social, política y económica de la época. Sin embargo no existía un programa en común, si no un mix de estrategias sobre el que hacer. Así es como La Liga de los Comunistas, a la que pertenecían Marx y Engels, entre otros teóricos, encarga la redacción de un manifiesto programático. Los encargados fueron los anteriormente mencionados, que ya estaban perfilados como los más destacados intelectuales orgánicos.


Hace tiempo nuestros intelectuales venían teorizando a favor de la construcción del Partido como la herramienta para los trabajadores, y la necesidad de la agitación política como estrategia para generar escenarios de lucha de clase. Entonces había que formar el Partido Comunista.


Su nombre original es Manifiesto del Partido Comunista, y conecta la interpretación científica de la historia de la sociedad con los objetivos políticamente revolucionarios, e incluye sugerencias sobre las estrategias a adoptar en caso de que el movimiento revolucionario triunfe.


Todo ello se sustenta en la fe en una dirección colectiva de la acción política hacia un objetivo a mediano plazo (la dictadura del proletariado) y a largo plazo (la desaparición del Estado y el autogobierno comunista). El partido tiene una clase de referencia, el proletariado, pero también un objetivo final emancipador que trasciende cualquier clase: la realización del individuo.


Marx y Engels se argumentan a través de la concepción materialista de la historia, que demuestra por qué el proletariado es la única clase fundamentalmente revolucionaria. Dirán entonces que su clase antagónica, la burguesía, también es revolucionaria y ha creado una nueva sociedad, cambiando el modo de Estado y sumergiendo a la humanidad en un mundo globalizado y unificado, el capitalismo.


Sin embargo, la burguesía sólo es revolucionaria para satisfacer sus propios intereses, que son someter en la práctica económica y social a quienes declara libres e iguales por ley. No busca el camino de la abolición de las clases sociales por qué basa su modelo en la opresión.


Pero ocurre que el capitalismo es un sistema coherente con su propia lógica de acumulación y explotación, y por tanto no puede volverse justo como muchos reformistas han buscado históricamente instalar.


El asalariado en el capitalismo, es parte de una clase que no tiene nada que perder y nada que proteger, y por ende acabará liberando a todos –incluida la burguesía– del yugo de la ley de la acumulación capitalista.


Es decir, por su propia condición, el proletario busca de forma natural destruir el orden social establecido por el capitalismo. Y lo que Marx y Engels buscan construir el Partido que logre conducir al proletariado - y campesinado - a la liberación de l explotación capitalista.


Por ello el Manifiesto del Partido Comunista no es una biblia, no se trata de una receta. El Manifiesto no es más que un programa, que debe ser leído y tomado entendiendo el contexto histórico. Su aplicación dependerá de las condiciones materiales de existencia.


No hay que leer a Marx y Engels para caer en la fraseología, si no analizar la realidad actual en base a sus aportes. El dogamatismo marxista, incluso cuando logró procesos revolucionarios, no ha conducido a la emancipación de clases, por no poder bajar las ideas a la realidad.


Ante esto, Marx y Engels no dicen, en pleno 2023, que hay que leer el Manifiesto Comunista, no para quedarse con sus citas en debates irrelevantes de círculos de izquierda, si no para construir un enorme movimiento socialista que construya el Partido para la revolución.

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