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La mujer en Corea del Norte



La lucha contra la desigualdad de la mujer con el hombre siempre ha sido una de las batallas más importantes del movimiento comunista. Gracias a él, y aunque la igualdad no fue completa, la mujer pudo obtener en todos los países socialistas una mejora de derechos y reconocimientos que en ningún otro lugar ha habido. Quizás el ejemplo más conocido sea el de Afganistán, donde la mujer en la actualidad es maltratada, violada, despreciada… muy diferente al caso de la etapa socialista, el de la República Democrática de Afganistán, donde las mujeres paseaban tranquilamente por la calle con la ropa que quisieran o estudiaban lo que desearan sin ningún tipo de problema.


En Corea de Norte, como en los demás países socialistas que ha habido y hay, esta lucha contra el machismo es una realidad


Todos conocemos la desigualdad y problemas a los que se enfrentan las mujeres en países capitalistas: sueldos inferiores a los del hombre por el mismo trabajo, impedimento a llegar a puestos importantes, violencia de género, despidos por quedarse embarazada, etc. Y desgraciadamente esto solo es una pequeña parte de lo que vemos, el machismo abarca mucho más en esta sociedad.


En Corea antes de la revolución en el país, la situación de las mujeres era un problema bastante grave, entre otros muchos. La esperanza de vida de la mujer era de 38 años a consecuencia de duras condiciones de vida, la gran mayoría eran explotadas en su trabajo, no tenían derechos, eran marginadas de la sociedad, la mayoría no sabía leer o escribir, etc. Además de ello, un gran número de coreanas eran obligadas a prostituirse y a ser esclavas sexuales de los soldados japoneses que colonizaban Corea en ese momento. Muchas de ellas eran menores de 20 años y tenían que servir a unos 100 hombres diariamente bajo punta de pistola. Eran llamadas “mujeres de confort”.


En plena revolución y lucha antiimperialista, los comunistas coreanos plantearon que una de las tareas más importantes era la liberación social de las mujeres y la realización de la igualdad entre el hombre y la mujer. Por lo tanto, para luchar por sus derechos, se creó la Asociación de Mujeres Anti-japonesas, la primera organización revolucionaria femenina en Corea. Esta organización animó a las mujeres a romper sus cadenas y a combatir en la lucha revolucionaria para conseguir su completa independencia. Más tarde las mujeres lucharon junto con los hombres en el Ejército Popular de Corea y liberaron el país.


Después de que la revolución fuera un éxito (agosto de 1945), se fundó el 18 de noviembre de 1945 la organización femenina más importante hasta nuestros días en Corea del Norte, la Unión de Mujeres Democráticas de Corea. Esta es una organización revolucionaria de mujeres trabajadoras que desempeña la misión de una organización de educación ideológica que lucha contra el machismo y la igualdad entre géneros.


Más tarde, el 30 de julio de 1946 se redactó la “Ley de igualdad de los derechos entre el hombre y la mujer”, la primera ley que proporcionaba los mismos derechos al hombre y a la mujer en toda la península.


La ley estipula que “la mujer coreana tiene los mismos derechos que el hombre en todas las esferas de la vida social como el derecho a elegir, a ser electa, a trabajar, a aprender, al libre matrimonio, a ser madre, a gozar de igualdades personales, a la herencia, etc. En especial, dilucida erradicar toda índole de vicios que violaban y suprimían la personalidad femenina, respetar sus derechos humanos a escala social y anular todas las leyes y normas que fijaron la desigualdad entre el hombre y la mujer”. Gracias a esta ley, las mujeres consiguieron por primera vez el reconocimiento y los derechos que siempre estuvieron buscando. Por ello, en las primeras elecciones democráticas que se celebraron en Corea (noviembre de 1946), las mujeres pudieron votar y ser votadas, consiguiendo un 13,1% de los diputados a los órganos de poder local, cifra bastante alta para la época (en España, por ejemplo, las mujeres ocuparon solo un 6,4% en 1977).


Actualmente, y aunque aún queda mucho por mejorar, las mujeres ocupan un 35% de la Asamblea Popular Suprema (la media del mundo es 20,3%). Por su parte, la “democrática” Corea del Sur tiene solo un 15,7% de mujeres en el parlamento.


Posteriormente las coreanas se liberaron también de la pesada carga de quehaceres domésticos al construirse por doquier, tanto en la ciudad como en el campo, las casas-cuna, jardines infantiles o base de servicio público y gastronómico. Según la Unión de Mujeres

Democráticas de Corea, gracias a esto “las mujeres pudieron dedicar toda su inteligencia, fuerza y fervor sin ninguna preocupación para el desarrollo social”.


Ahora en la actualidad, la igualdad entre el hombre y la mujer ha mejorado sustancialmente, y sigue mejorando día a día. Ellas son un pilar básico de la sociedad y del socialismo coreano sin el cual, no se podría haber construido el país que es hoy. Los derechos de la mujer, vienen redactados en el Artículo 77 de la constitución de la República Popular Democrática de Corea, la cual dice: “La mujer disfruta de la misma posición social y los mismos derechos que el hombre. El Estado protege especialmente a la madre y el niño mediante la licencia antes y después del parto, la reducción de la jornada laboral para la madre con varios hijos, la ampliación de la red de casas de maternidad, casas cuna y jardines infantiles y otras medidas. El Estado garantiza a la mujer todas las condiciones para poder incorporarse al trabajo”.


Esta igualdad también se ve reflejada en distintas leyes del país, como por ejemplo la Ley de Trabajo Socialista de la República Popular Democrática de Corea, la que dice en el Capítulo III. Artículo 31 que el “Estado asegura a las mujeres todas las condiciones para que se puedan incorporar activamente al trabajo social. Los organismos del poder local, así como los organismos estatales, empresas y organizaciones social-cooperativas correspondientes deben construir casas cunas, jardines de infancia, casas de pediatría y establecimientos de servicio público, y organizar brigadas de trabajo a domicilio o cooperativas domésticas para que las no incorporadas a un centro laboral puedan trabajar según sus deseos”.


Lo mismo ocurre con el Capítulo IV, Artículo 37, el que dice “Los trabajadores reciben igual remuneración por igual trabajo independientemente del sexo, edad y nacionalidad”.

Y así es, tal como dice la constitución, la mujer no solo tiene los mismos derechos y posición social que el hombre, sino que, además, recibe del Estado numerosas ayudas para hacer su vida más fácil.


Estas ayudas comienzan durante el embarazo. En países capitalistas, la natalidad baja a ritmos agigantados debido a las duras condiciones que sufren las mujeres, por las cuales no pueden compatibilizar la vida laboral con la familiar. Si se quedan embarazadas tienen el riesgo de ser despedidas, y si no son despedidas, tienen el riesgo de no poder mantener económicamente al recién nacido, de no poder pagar la hipoteca o de no tener tiempo para cuidarlo. Sin embargo, en Corea del Norte la situación es bien distinta.


Para empezar, el Estado se encarga del sueldo y de las provisiones necesarias para las mujeres durante el período de lactancia. Es decir, la mujer sigue recibiendo su sueldo de manera íntegra mientras esta reposa tranquila en casa. El periodo de lactancia se puede alargar durante 150 días. Durante este periodo, el Estado también se encarga de todos los gastos que el recién nacido necesite, como por ejemplo la comida. Si una mujer tiene más de 3 hijos menores de 13 años, su jornada laboral es reducida conservando íntegramente su sueldo.


Las embarazadas se deben registrar en la Casa de la Maternidad, donde reciben asistencia médica gratuita y toda la ayuda que puedan necesitar. Además, para controlar el embarazo y/o posibles problemas, todo centro donde mujeres trabajen, deben tener establecimientos de protección laboral e higiénicos y salas de consulta. También con el objetivo de proteger el embarazo de la mujer y que esta no corra ningún peligro, los reglamentos del trabajo de la RPDC prohíben que las mujeres embarazadas y las mujeres en periodos de lactancia realicen trabajos de tracción, transporte de cargas pesadas o de buceo, al igual que los trabajos que tengan lugar en ambientes vibrantes o fríos. Tampoco pueden trabajar en horario nocturno.


Cuando terminan los días de lactancia y la madre se reincorpora al trabajo, el estado proporciona de manera gratuita miles de casas cuna y jardines de infancia que hay por todo el país. De este modo la madre no tiene que preocuparse del cuidado de sus hijos y podrá continuar su vida y su trabajo de manera natural.



Según los datos, en 1949, solo había 12 guarderías y 116 jardines de infancia. Años más tarde, en 1961, ya había 7.600 guarderías y 45.000 jardines de infancia.


La tasa de paro en Corea del Norte, tanto para hombres como para mujeres, es del 0%. Esto quiere decir que no hay ningún tipo de discriminación en el trabajo para la mujer, ella puede acceder a cualquier trabajo según su vocación, ya sea el de obrera, el de profesora, el de científica, etc. Una vez dentro del trabajo, ella puede aspirar a cualquier puesto importante de su empresa al igual que el hombre.


Cuando comenzó la revolución, los datos no eran buenos, sólo el 20% de la fuerza de trabajo total eran mujeres. Con el transcurso de los años esta situación se mejoró, de modo que entre los años 1956-1964, la tasa de crecimiento de la fuerza de trabajo femenina aumentó en más de un 19% cada año, llegando a la tasa de trabajo actual, que supone alrededor del 40%


Según los datos del país en 1980, las mujeres ocupaban el 56% de la mano de obra del sector agrícola, el 45% en el sector industrial, el 20% en la minería, el 30% en el sector forestal, el 15% en la industria pesada, y el 70% en la industria ligera. Entre los profesionales y técnicos, las mujeres solo representaron el 14,6% en 1963, sin embargo, en 1989, estas suponían el 37% de todo el total. Las mujeres profesionales y técnicos aumentaron 10,6 veces su número entre 1963-1989, frente al 2,5 de los hombres.


La edad de jubilación para las mujeres en Corea del Norte es de 60 años. Cuando se jubilan, reciben una pensión y todas las ayudas que puedan necesitar de manera totalmente gratuita.


El divorcio es totalmente legal en la República Popular Democrática de Corea, cualquier mujer puede separarse legalmente de su marido si esta lo desea.


En las sociedades capitalistas, está mal visto que la mujer haga deporte, tachándola muchas veces de “masculinas” a quienes lo hagan. En Corea del Norte, por el contrario, no solo está bien visto que las mujeres hagan deporte, sino que se fomenta para que hagan deporte. Un ejemplo de ello son la numerosas películas y series en los que las protagonistas son mujeres deportistas como son: “O Youth!” o “Our women football team”


Un ejemplo que despierta orgullo nacional es la selección femenina de fútbol de Corea del Norte, la cual está clasificada en el puesto 9° del Ranking FIFA, siendo ganadora de numerosos campeonatos.


Incluso en el dinero de Corea del Norte podemos ver esta igualdad. En el billete de 5 wons de 1988 se puede observar la imagen de una obrara y una campesina liberadas.


Todos estos progresos en la sociedad se han conseguido gracias a la educación socialista del país, en la que la igualdad entre el hombre y la mujer es un tema que se trata desde pequeños y en que se pone especial hincapié. En la RDPC no existe ningún centro escolar que separe a los alumnos por sexo como ocurre en países capitalistas.


El Día de la Mujer Trabajadora es un día de fiesta nacional en Corea del Norte, donde las mujeres de todo el país celebran los éxitos conseguidos por el socialismo en la lucha por la igualdad. En este día hay numerosos actos, conciertos y actuaciones para las mujeres.


Gracias a la revolución, son muchas las que han disfrutado de los beneficios que les da el Estado, las que han sido nombradas heroínas del trabajo o las que ocupan cargos de gran relevancia son científicas, médicas, campesinas, cualquier profesión que deseen según su vocación.


Han pasado muchos años ya desde aquella Ley de Igualdad de los Derechos entre el Hombre y la Mujer proclamada en el año 1946 que supuso un antes y un después para los derechos de la mujer. A día de hoy, la mujer no es considerada un ser inferior o un simple objeto como ocurrió en la pasada historia de Corea o sigue ocurriendo en numerosos países capitalistas, ahora es considerada parte esencial de la sociedad y del socialismo coreano con los mismos derechos y posición social que el hombre.


 

Fuente: De Pyongyang a la Habana

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