Por Victor Kot
El mejor homenaje que podemos hacerle a Patricio Echegaray, pasa por recoger y continuar su legado político revolucionario y reconocer el respeto y lugar destacado que Patricio se ganó ante el conjunto de las fuerzas revolucionarias por su acción política. Patricio fue un marxista, un leninista, un fidelista, un humanista, un patriota latinoamericano completamente comprometido con la lucha de clases, y así lo demostró desde el inicio de su militancia en San Juan.
Ya desde su militancia en la Juventud Comunista conoció la adversidad y fue encarcelado bajo la dictadura de Onganía. Enfrentó el duro golpe de la caída de la URSS, las dificultades de la política argentina, la frustración de varias experiencias frentistas y en estos últimos años enfrentó una larga y compleja enfermedad con una entereza encomiable.
A todas estas adversidades, Patricio las combatió con determinación y con el objetivo de superarlas. En esa lucha fortaleció su temperamento revolucionario, su identidad comunista y acrecentó su capacidad para tomar decisiones claras en momentos difíciles. Una muestra de esto fue su lectura de la crisis y su accionar en 2008 ante el conflicto de la Resolución 125 con la patronal agraria.
Lenin decía a los jóvenes comunistas en 1920, que las escuelas del comunismo “deben dar a los jóvenes los fundamentos de la ciencia, deben ponerlos en condiciones de forjarse ellos mismos una mentalidad comunista, deben hacer de ellos hombres cultos”. Patricio fue un hombre de enorme cultura universal, formado en la escuela del comunismo, en la praxis revolucionaria. Impulsó espacios de debate y reflexión creando la revista América Libre y los seminarios organizados por ella, tarea continuada en los últimos años desde la dirección de Cuadernos Marxistas y del Centro de Estudios y Formación Marxista Héctor P. Agosti.
Fue un agudo observador de la realidad, lector infatigable, amante de la poesía y la literatura que, como buen marxista/leninista, puso su conocimiento al servicio de la lucha de clases, de la liberación de los pueblos. Esto quedó claro en 2005, cuando Patricio vio en el NO AL ALCA, que Chávez, Kirchner y Lula entre otros, construyeron en Mar del Plata, el inicio de un nuevo ciclo de lucha en Nuestramerica.
Ese convencimiento, esa convicción guiaron su infatigable lucha antimperialista, su internacionalismo, su solidaridad, su obstinación en la construcción de alternativa política.
Una obstinación en la construcción de alternativa y unidad que la fue adquiriendo y construyendo en la experiencia de conformación de la Coordinadora de Juventudes Políticas en los 70 y en varias experiencias frentistas, teniendo siempre en claro que un Partido y una Fede fuertes y organizadas eran y son fundamentales para la unidad.
El trabajo en la Coordinadora de Juventudes Políticas lo ayudó a formarse y a formar a una gran cantidad de militantes, muchos de ellos lo acompañamos a lo largo de toda su vida.
Siempre buscando la más profunda comprensión de la realidad y siempre con un enorme coraje para involucrarse y transformarla.
Esto lo hizo desde la lucha cotidiana en las calles y también cuando fue Legislador en la Ciudad de Buenos Aires, cuando, por ejemplo, junto al camarada Salvador Caputo derribaron las vallas que había colocado la policía para rescatar a manifestantes que habían sido detenidos al reclamar por viviendas.
En su paso por la Legislatura, donde su despacho se convirtió en lugar de referencia para una multiplicidad de demandas, entre sus tantos aportes Patricio dio un paso fundamental en la larga lucha del Partido en el terreno de género y clase al convocar a la camarada Lohana Berkins para integrar su equipo de trabajo. Infatigable constructor de Fede y Partido, vio en la fortaleza de la organización partidaria, en la formación de sus cuadros y en un preciso análisis de la realidad, aspectos claves que impulsó toda su vida asumiendo complejos desafíos políticos como quedó reflejado, por ejemplo, en el proceso que se llevó a cabo en torno del XVI Congreso de nuestro Partido, Congreso clave en nuestra historia partidaria.
Enfrentó a la dictadura cívico/ militar, impulsó que nuestro Partido sea querellante en las causas contra sus responsables. Brindó un extenso testimonio en el juicio de la Mansión Seré reivindicando el papel jugado por los comunistas en esta lucha. Este testimonio requiere su más alta difusión en este momento político.
En la lucha por los Derechos Humanos fue un claro impulsor del papel de la Liga Argentina por los Derechos del Hombre y fue fundador de la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos.
Tras la caída de la URSS y frente a la ofensiva de quienes se apresuraron a declarar la muerte del comunismo y promocionaron una “tercera vía progresista” ceñida a los márgenes del capitalismo, Patricio reafirmó su convencimiento en la necesidad del comunismo, valorando permanentemente la heroica resistencia de la revolución Cubana.
Esto lo hizo hacia adentro del Partido, enfrentando las incertidumbres del momento, y de manera pública, en los medios de comunicación, que se regodeaban con la caída de la URSS. Vale recordar el coraje con el que Patricio enfrentó un reportaje con Marcelo Longobardi en el programa Fuego Cruzado, en el cual lo presentaban como “el último comunista”.
Participó activamente de la elaboración de la Carta abierta a las fuerzas revolucionarias y progresistas, conocida también como la Carta de los cinco publicada en marzo de 1990, analizando la crisis del socialismo, corriendo el velo sobre la crisis del capitalismo y viendo en ésta la oportunidad y la necesidad de seguir en el camino de la revolución.
Ese importante documento revolucionario, que mantiene su vigencia, fue firmado por Humberto Vargas Carbonell, Partido Vanguardia Popular Costa Rica; Rigoberto Padilla Rush, Partido Comunista de Honduras; Narciso Isa Conde, Partido Comunista Dominicano; Schafik Jorge Handal, Partido Comunista de El Salvador; Patricio Echegaray, Partido Comunista de la Argentina.
Al recorrer este camino revolucionario impulsó decididamente la Unidad del campo popular, a la que entendió como la confluencia del marxismo con las tradiciones del nacionalismo popular revolucionario y la Teología de la liberación, en un gran Frente de Liberación Nacional y Social por el cual seguimos luchando.
Para esto, siempre le dio una importancia clave a contar con un Programa para la unidad. Esto lo demostró hasta el final de su vida, y no casualmente su última intervención pública la realizó el 13 de marzo de 2017 en el Hotel Castelar, presentando las Propuestas Programáticas del Partido para enfrentar las políticas de la derecha en la Argentina.
El trabajo en el movimiento obrero fue otro de los ejes que, como buen marxista, ocupó un lugar central en sus preocupaciones. Desde una clara perspectiva de clase impulsó la Corriente Nacional Agustín Tosco, el Movimiento Territorial Liberación, el Movimiento Campesino Liberación y luchó por un sindicalismo clasista de liberación.
Como bien dice Atilio Boron, Patricio fue uno de los más importantes dirigentes antimperialistas de nuestra América. Cultivó una particular relación de afecto y respeto con Fidel Castro y otros importantes dirigentes revolucionarios de la región, como por ejemplo, Barbaroja Piñeyro, Schafik Handal, Gladys Marín, Marulanda, Ananías Maidana, Daniel Ortega, Evo Morales, Nicolás Maduro, Álvaro García Linera, Ramiro Vázquez, Raúl Reyes, Hugo Chávez, Piedad Córdoba, entre muchos otros.
Con ellos, compartió los ideales emancipatorios y revolucionarios, siempre con autonomía de pensamiento y acción revolucionaria.
Un capítulo especial en este trabajo internacionalista de Patricio está marcado por su constante y activa preocupación por el proceso colombiano, sus legendarios viajes, realizados en las condiciones más difíciles para reunirse con Marulanda, Raúl Reyes e Iván Márquez en lo profundo de la montaña colombiana, y el papel que jugó en varias reuniones que fueron el preámbulo del complejo proceso de Paz que hoy se lleva adelante, esto ha sido reconocido siempre por los compañeros de las FARC y lo reafirmaron públicamente en su reciente Congreso de constitución como fuerza política.
Asumió y defendió la centenaria historia de nuestro Partido con todas sus luces y sombras, y apreció y cultivó una interrelación con la generación de dirigentes partidarios que nos precedió como Fanny Edelman, Athos Fava, Antonio Alac, Roberto Vallarino, Floreal Gorini.
En estos últimos años, Patricio enfrentó su enfermedad con enorme entereza y luchó contra el enemigo hasta su último día, estando permanentemente atento a todo lo que pasaba.
Por eso hoy recogemos su legado político y revolucionario. Un legado que los y las comunistas asumimos como colectivo revolucionario y nos comprometemos a llevar adelante.
Para finalizar, quiero hacer mías unas palabras de quien fuera miembro de nuestro Comité Central, camarada y amigo de Patricio, Hamlet Lima Quintana, poeta extraordinario, que me resultan muy ajustadas a la personalidad de Patricio:
“Fue poeta, fue bohemio, fue
soñador, fue duende, fue noctámbulo, comunista, mago, seductor,
amigo, Quijote”
¡Hasta la victoria siempre Patricio Echegaray!
Fuente: Cuadernos Marxistas - http://www.elcefma.com.ar/wp-content/uploads/2018/08/Cuadernos_marxistas_13.pdf
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