"Xi Jinping es un peligro para la libertad".
El filántropo multimillonario afiliado al Partido Demócrata de Estados Unidos, George Soros, ha utilizado su discurso anual en el Foro Económico Mundial, en Davos, para lanzar un ataque mordaz contra China y su presidente Xi Jinping.
Soros le advirtió a los presentes que Pekín "podría usar su desarrollo de la inteligencia artificial y del aprendizaje automático para consolidar el control totalitario en el país."
Este escenario, dijo, presenta un "peligro sin precedentes", aunque mostró confianza en que los ciudadanos chinos puedan cambiar las cosas.
"China no es el único régimen autoritario en el mundo, pero es el más rico, el más fuerte y el más avanzado tecnológicamente", dijo, apuntando también su preocupación por la Rusia de Vladimir Putin.
"Esto convierte a Xi Jinping en el oponente más peligroso de las sociedades abiertas", afirmó.
Soros, que es un importante financista del Partido Demócrata de Estados Unidos, también es fundador de la Open Society, que en Argentina financia políticos que van desde Cambiemos a la "izquierda progresista", como así también medios como Cosecha Roja. En Davos, Soros también criticó la postura del gobierno de Trump hacia China.
En este sentido, instó a Washington a tomar medidas contundentes contra empresas de tecnología chinas como Huawei y ZTE, porque dijo, representan un "riesgo de seguridad inaceptable para el resto del mundo".
Soros también dijo que los regímenes represivos podrían utilizar la tecnología para controlar a sus ciudadanos, algo que calificó de "amenaza mortal contra las sociedades abiertas".
Son sus actividades filantrópicas y políticas las que lo han convertido en una figura controvertida tanto en Estados Unidos, como en Europa y otras regiones del mundo.
Soros ha gastado miles de millones de su propio bolsillo para financiar proyectos liberales en todo el mundo. Es bien sabido que la "agenda de género" (como se la conoce en nuestro país) esta financianda por este hombre y sus fundaciones. Con esta, han logrado instalar la teoría de que hoy no existen clases sociales, y que la opresión es solo de género. O bien, la opresión de clase proviene de la opresión de género, alegando que los derechos de las minorías son prioridad por sobre los derechos de las minorías explotadas. Algo que Rafael Correa definió como "una amenaza a los proyectos de izquierda en el continente y en el mundo".
En esta edición del Foro Económico Mundial, el magnate dirigió su ira hacia Pekín, y en particular hacia su polémico plan de sobre la "nueva Ruta de la Seda" con el que China financia enlaces por carretera, ferrocarril y mar en gran parte del mundo para impulsar así el comercio entre países.
Soros aseguró que China ha concedido préstamos, no subvenciones, a los países que forman parte del proyecto afirmando también que "frecuentemente los funcionarios extranjeros han recibido sobornos para aceptarlos (los préstamos)".
Bien sabemos que el Partido Demócrata de los Estados Unidos tiene mayores intereses en ejercer hegemonía sobre el resto de los países del mundo, que el Partido Republicano, con un Donald Trump que enfoca su ambición imperialista más que nada en Venezuela. Es que la jugada de Soros ha funcionado en Latinoamérica, donde gran parte de la izquierda lleva como propuesta cuestiones de género y abandona completamente la proyección de un modelo económico alternativo que sostenga la soberanía económica frente a los ataques del neoliberalismo. Sin embargo esta jugada no ha servido en países aliados a China, como Bolivia, Venezuela, Cuba o Nicaragua, donde la influencia del país dirigido por Xi Jinping es mucho mayor que en estos últimos años. Lo mismo ocurre en países donde la influencia de EEUU ha hido cayendo, como los países de África, donde China tiene una fuerte presencia.
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