Por Victorio Codovilla.
Permitidme ahora referirme al problema de la firmeza de principios y al máximo de elasticidad en la táctica.
Este problema es de gran importancia en el momento actual, debido a que los comunistas hemos aprendido a nadar en el gran océano de las masas.
La táctica ha de ser lo más amplia posible, para poder aglutinar un frente único a todas las fuerzas que en mayor o menor grado estén dispuestas a luchar por la paz, contra la oligarquía y el imperialismo, por la libertad y el bienestar del pueblo, y por la independencia económica y política nacional.
Pero los comunistas no debemos olvidar ni por un solo instante que las contradicciones de clase –que son inherentes al régimen capitalista- no desaparecen por el mero hecho de que diversas clases y sectores sociales actúen en un frente común. Cierto es que la lucha de clases puede adquirir otras formas, puede atenuarse por un período determinado como consecuencia de la lucha por objetivos comunes, pero no puede desaparecer. De ahí que el partido de vanguardia de la clase obrera, al mismo tiempo que debe defender consecuentemente los intereses inmediatos de la masa trabajadora y del pueblo en general, debe ser el orientador y dirigente de la clase obrera a fin de que ésta, en estrecha alianza con los campesinos y a la cabeza de todo el pueblo, pueda cumplir la misión histórica que le corresponde, cual es emanciparse a sí misma y emancipar a todo el pueblo de toda forma de expoliación y explotación. Por eso hay que insistir en la necesidad de que los comunistas se adueñen de la teoría científica del marxismo – leninismo, que ha hecho su prueba victoriosa en los países del socialismo y que la está haciendo en todos los países cuyos pueblos luchan por su libertad e independencia económica y política. Educar al partido y educar a la clase obrera y al pueblo en la teoría marxista-leninista es, pues, crear las condiciones para la victoria. La experiencia internacional demuestra que, para triunfar, los partidos comunistas deben ser partidos monolíticos teórica y orgánicamente, deben practicar el centralismo democrático deben alentar la crítica y la auto-crítica, deben estimular toda iniciativa tendiente a mejorar su línea política y táctica, pero de ningún modo deben llegar a practicar un liberalismo de “cancha libre” y permitir la circulación en el seno del partido de ideas enemigas del marxismo-leninismo, contrarias al internacionalismo proletario, o la lucha contra la línea del partido y la tolerancia de grupos o fracciones.
Victorio Codovilla
Del discurso pronunciado con motivo del 40° aniversario de la Gran Revolución Socialista de Octubre en Rusia, en enero de 1956
Del libro: Victorio Codovilla – Vigencia y proyección. Editorial Fundamentos.
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