A Massa lo celebra la derecha y los grupos de poder. El gobierno ajusta al servicio del FMI y los empresarios. No hay margen de disputa por dentro, la clase obrera se organiza por un plan de lucha contra las políticas del Frente de Todos.
20 de agosto de 2022 | 14:14
Mientras algunos sectores debaten qué hacer en cuanto a su pertenencia al Frente de Todos, el Superministerio del Primer Ministro virtual Sergio Massa endurece el ajuste acorde a la exigencia del Fondo Monetario Internacional y los grupos de poder aliados. El giro que viene dando el gobierno para su política con el frente es convertirlo en una coalición para unos pocos en la que el interés de los grupos de poder puede más que una enorme cantidad de estructuras integrantes del espacio. Este es el giro del FdT a la derecha, muy correctamente denunciado por sectores de izquierda y progresistas.
Sumados a los problemas nacionales, el gobierno del Frente de Todos también es denunciado por Daniel Ortega, quien los acusa de convertirse en serviles al imperio norteamericano por las posturas favorables a la gestión Biden de Cancillería. Los sandinistas alertan al campo antiimperialista sobre el rol sumiso de Argentina frente a la CELAC a la que buscan, según ellos, convertir en un instrumento del imperialismo.
Los sectores de izquierda en el Frente de Todos denuncian el giro a la derecha y la traición a los principios por los que este se constituyó, pero siguen formando parte del mismo. Más allá de las cuestiones internas de las estructuras políticas, el Frente de Todos ya no es de todos, es de unos pocos, y con el copamiento del Frente Renovador tras el ascenso de Massa, el giro a la derecha se vuelve imposible de quebrar. Ya no se trata de favores a sectores poderosos, si no directamente de una alianza de poder con ellos. Massa ajusta y anuncia tarifazos que lo celebran Vila, Manzano, Midlin y Caputo, es decir Edenor, Pampa Energía y Central Puerto. Mientras Cristina Kirchner se encuentra corrida de la escena política central por su enfrentamiento al poder judicial, parece ser que todo se perfila a favor de la derecha peronista dentro del Frente de Todos.
No hubo expropiaciones a Vicentin, no se le aplicó DNU anti despidos a Techint en pandemia, el salario mínimo ni cerca ha estado de empatar a la inflación, y se pasó del “neoliberalismo nunca más” a subordinar la patria al FMI. El Frente de Todos no escucha ni respeta las opiniones de sus integrantes que le piden una marcha atrás en el ajuste que anunció la semana pasada, mucho menos escucha el reclamo por aumento salarial frente a la inflación imparable. Todo lo contrario, Economía anunció nuevos tarifazos que profundizan la crisis económica.
Sergio Massa informó la semana pasada que al criterio ingresos (que dividía a los usuarios en tres grupos: ingresos altos, medios y bajos) se sumaría un tope de consumo para el caso de la luz, de 400KW. Ademas quedarían sin subsidios todos aquellos que no habían llegado a inscribirse en el RASE, y que ese universo no equivalía al 10 % de los usuarios residenciales (como habían estimado desde el propio Gobierno) sino al 30 % y por si fuera poco, que sobre el servicio del agua también habría aumentos.
Con Massa los ricos salen ganando
Mientras los sectores populares son condenados a hacerle frente a los incrementos mayores de los previstos o directamente no previstos, los ricos y dueños de las energéticas como Vila y Manzano, señalados como del círculo íntimo de Massa, aparecen como dos grandes ganadores del ajuste por ser los dueños de Edenor. Pero no son los únicos, ya que el año pasado, el Ente Regulador de Energía Eléctrica (ENRE) autorizó la venta del 51 % de las acciones por parte del Grupo Pampa Energía (de Marcelo Mindlin) al trío Vila-Manzano-Filiberti, que pasaron a ser los accionistas mayoritarios. La operación había sido cerrada el año anterior y en su momento se difundió que se firmó un pacto de confidencialidad al respecto.
Edenor en los barrios donde tenía detectado un alto índice de atrasos en la pago de las facturas, decidió que el servicio de electricidad de ahora en más, no sería a través del medidor convencional, sino a través de uno recargable en el que el kilowatt se encuentra tarifado un 25 % más caro.
Marcelo Mindlin es el presidente del grupo Pampa Energía y accionista de SACDE que junto con Techint se quedó con tres de tramos de la construcción del gasoducto Néstor Kirchner. Pampa Energía es la primera productora de generación eléctrica de nuestro país. Es dueña de 9 centrales termoeléctricas, 3 hidroeléctricas y 3 parques eólicos. Transportadora Gas del Sur que pertenece a Pampa Energía también subió sus acciones en un 25,5 %, desde la asunción de Massa.
Al juego se suma Nicolás Caputo, conocido como el “amigo del alma” de Macri, quien es accionista de Central Puerto. Hace unos días se conoció que Darío Martínez, antes de abandonar su cargo como secretario de Energía, emitió una resolución mediante la que se establece una reactualización de los precios (un 30 % de aumento en el valor de la energía retroactiva a febrero). Si a eso le sumamos un 10 % más de aumento que se hizo efectivo en junio, Central Puerto terminó ganando unos $ 8.000 millones justo en un momento en el que estaba a punto de ir a la quiebra. Además, Mirgor, otra propiedad de Caputo, también tuvo un aumento en el valor de sus acciones durante la breve gestión del superministro
Crece la pobreza, el hambre y la precarización
Según calculó la Junta Interna de ATE Indec $ 179 mil debería ser lo mínimo que gane un obrero en nuestro país. Es la elevada inflación la que profundiza la caída del poder adquisitivo y por ende un claro crecimiento de la pobreza. Se trata de la inflación más alta desde 2002 y se profundizará luego de que el gobierno anunciara aumentos de tarifas de los servicios públicos.
También los trabajadores denuncian la precarización laboral en el Estado. Muchos trabajadores son monotributistas y el documento advierte que “a la pérdida del poder adquisitivo general, se le debe sumar la no percepción de medios aguinaldos, presentismo y las exiguas sumas fijas que el gobierno otorga como paliativo. Por ejemplo, tomando un salario neto mensual de $60.947.-, sólo en los últimos 56 meses, ha perdido la suma de $ 707.883.-, el equivalente a 19.79 sueldos”.
Según las cifras más recientes y oficiales, el 37,2 por ciento de la población argentina vive por debajo del umbral de la pobreza, lo que corresponde a la enorme cifra de 17,4 millones de personas. Para ellos, la actual tendencia inflacionaria es una catástrofe humanitaria, porque los pocos pesos que tienen se están volviendo cada vez menos valiosos. Pero estos datos son del mes pasado, contemplando el aumento de la inflación y la caída del poder adquisitivo, más una tendencia en la que cada día 2.800 argentinos caen en la pobreza, estamos sobre o arriba del 40%.
Además, cabe destacar que en Argentina, en sólo un año, más de 160.000 profesionales perdieron su empleo. A esto sumarle que de acuerdo a los informes de Mercado de Trabajo de la Encuesta Permanente de Hogares (EPH) del Indec el 80% de los empleos recuperados son informales. En total de los 600.000 puestos de trabajo que se recuperaron en el período analizado (2021), solo 100.000 se generaron dentro del sector registrado. Los otros 500.000 son trabajadores en negro.
Y ni hablemos de la Ley de Humedales que cajonean para no incomodar a los intereses de la oligarquía, el agronegocio y el lobby inmobiliario. Sabemos que la derecha peronista que dirige el FdT hoy es y ha sido siempre aliada de los grupos poderosos que viven de contaminar nuestras tierras.
No hay lugar para la clase obrera en el Frente de Todos
El gobierno criminaliza las organizaciones sociales y amenaza a los planes sociales sin llegar a un acuerdo favorable al Salario Básico Universal. Dirigentes como Juan Grabois y Ofelia Fernandez se han mostrado críticos al Frente a tal punto de amenazar con irse si no se tienen en cuenta los reclamos de la clase obrera.
Pese a la despolitización y desmoralización creciente, en Argentina todos los días hay un piquete, una protesta, una asamblea por un plan de lucha. Lejos de ver allí, el gobierno busca a los sectores poderosos, para escucharlos y tomar sus reclamos. La subida del Frente Renovador, es decir la derecha peronista, al gabinete nacional y sus primeras políticas no han hecho más que confirmar que el Frente es de unos pocos. Pero este proceso se venía dando desde mucho antes.
Para algunos sectores de la izquierda en el FdT la estrategia es construir un espacio interno de disputa en el Frente de Todos, para otros sectores la única estrategia es salir del frente y dejar de ser cómplice de las políticas de ajuste de este gobierno. Mientras estos sectores de izquierda discuten qué hacer (Patria Grande tendrá un Congreso sobre ello) la clase obrera sigue en la calle por un plan de lucha por sus derechos y contra el ajuste y los tarifazos del gobierno.
Cada quien sabrá que hacer frente a este escenario, lo que está claro es que el margen de disputa en el Frente de Todos es ya muy reducido y por fuera de la comunidad militante nadie cree en las promesas del gobierno y los discursos oficialistas que salen del Frente de Todos, que ya traicionó al pueblo.
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