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El efecto Syriza en la izquierda latinoamericana

No han pasado ni un año desde la asunción de Castillo y Boric que ya los hemos visto hacerle guiño al imperialismo en la Cumbre de las Americas. Siguen el camino del FdT en Argentina, moderarse y no confrontar. Necesitamos una izquierda sin miedo.


12 de junio de 2022 | 23:30

Por Brian Cienfuegos.

¿Todos sabemos lo que pasó con Syriza? por si acaso, vamos a contarles: Syriza se presentaba en Grecia como una izquierda anticapitalista, socialista y radical, contaba con el apoyo de los trotskistas, maoistas y algunos marxistas leninistas. Vamos, que era un auténtico Frente de Izquierda de estos que le gustan al MST en Argentina, de hecho este partido lo consideraba su hermano griego. En 2015 ganaron las elecciones haciendo historia, ¿quien no se ilusiono con Syriza?. Alexis Tsipras, su líder, asumió como presidente griego con promesas radicales, como salir de la Unión Europea y de la OTAN, suspender e investigar el pago de la deuda externa con la Troika y el FMI, y proponiendo hacer algo similar a la Unasur de Chavez, Correa, Evo, Lula y Kirchner. No cumplió absolutamente nada, terminó pagando negociando con el FMI, pidiendo un rescate económico, se mantuvo en la UE, y por supuesto no logró superar la crisis que atraviesa hace años Grecia.


Así le fue a Syriza, primero sufre la ruptura de un sector que venía del marxismo leninismo, Unidad Popular, luego rompe su ministro de economía, Yanis Varoufakis, que años más tarde fundaría su propio partido de izquierda, MeRA25, y la Internacional Progresista. Como resultado, cuatro años después de la victoria de Syriza, Nueva Democracia, partido de derecha, recupera el poder en Grecia. Ningún cambio, Grecia sigue siendo lo mismo, un triste experimento del neoliberalismo en Europa, la pérdida de la soberanía ante la Unión Europea.


En 2015 en Latinoamérica cae la izquierda populista con las derrotas del PSUV en las legislativas, que derivaron en los problemas actuales de Venezuela, y del kirchnerismo en Argentina. Es verdad, no se puede decir que el kirchnerismo sea de izquierda, pero el espacio que lidera Cristina Kirchner cuenta desde hace una década con el respaldo de dos partidos comunistas, unos cuantos socialistas, y la propia Cristina se junta con el grupo parlamentario de la izquierda Europea (Podemos, Syriza, Francia Insumisa, etc). En 2016 cae derrocada Dilma Rousseff por un golpe parlamentario, que derivó en el proceso en el que Bolsonaro se consagró presidente. Las derrotas para la izquierda latinoamericana no cesaban, en Ecuador Lenin Moreno traicionó a la Revolución Ciudadana, y así podemos seguir enumerando derrotas que ya conocemos.


Sin embargo, en 2018 comienza una revancha de la izquierda contra la derecha, con la victoria de Andres Manuel Lopez Obrador en México. Le siguió Argentina en 2019 con Alberto Fernandez, autodefinido como liberal de izquierda (¿alguien puede confiar en esa categoría?). Ese mismo año, Evo Morales sufrió un golpe de Estado, que no duró ni un año, ya que para 2020, el MAS-IPSP, con Lucho Arce, recuperaba el Estado. En Chile, Colombia, Ecuador, Perú estallan revueltas populares, que se plasmaron electoralmente, con la victoria de los candidatos de izquierda, Pedro Castillo en Perú y Gabriel Boric en Chile. A ellos se sumó Xiomara Castro en Honduras. Cualquiera de los nuestros podría pensar que volvía a girar a la izquierda el continente, pero obviamente no todo iba a ser tan fácil.


Hoy tenemos a Boric pidiendo que no haya exclusiones en la Cumbre de las Américas, pero condenando a los gobiernos de Venezuela, Nicaragua y Cuba por supuestas violaciones de DDHH. ¿Se olvida Boric que el sigue teniendo presos políticos del régimen de Piñera? ¿acaso quiere quedar bien con Biden?. Otro, Pedro Castillo, que parece que después de tanta presión de la derecha peruana cedió a nivel de decir “América para los americanos” ante los oídos de Biden, mientras en su país traiciona a las bases de izquierda que lo respaldaron electoralmente y durante los intentos golpistas. Alberto Fernandez a nivel regional tiene mejor discurso, se solidariza con Cuba, Nicaragua y Venezuela, pero todos los argentinos sabemos que por debajo anda negociando con el gobierno de Biden por la deuda con el FMI, que dijo que iba a investigar y no investigó. Similar a Fernandez es Lopez Obrador, que para la tribuna se muestra como antiimperialista, pero luego colabora con el ejército de los EEUU en el Comando Sur. Hay que felicitar de momentos a Lucho Arce y Xiomara Castro, que son los únicos gobernantes, junto a Venezuela, Cuba y Nicaragua comprometidos con el antiimperialismo por el momento.


De todos modos, no podemos dejar de mencionar que, si bien hay que solidarizarse con Venezuela y Nicaragua ante la agresión imperialista, ni Maduro ni Ortega hoy se pueden considerar como gobernantes a la altura de las demandas populares. Maduro en un manotazo de ahogado tras el bloqueo llegó a dolarizar la gasolina, y ante la ruptura de un sector de la izquierda que lo acompañaba, la APR liderada por el PCV, no se le ocurre mejor idea que reprimir y perseguir, por que debe mantener su discurso socialista tribunero para el PSUV y sus aliados. Ortega en la misma línea, llenó Nicaragua de un culto a su figura, migrando el ideal del FSLN del socialismo al socialismo cristiano (que ni eso en la práctica). La diferencia entre Venezuela y Nicaragua es que al menos Nicaragua sostiene más o menos su economía y en los últimos meses parece que Ortega sigue los pasos de Cuba, alineándose económicamente por completo a China, lo cual para mi no es muy favorable pero es mejor a que Maduro dolarizando la gasolina y ajustando.


Sacando a Lopez Obrador, Arce y Xiomara Castro de la lista, puesto que están cumpliendo con su base electoral y eso les da amplio apoyo popular aun, el resto de la izquierda latinoamericana sufre el efecto Syriza.


En nuestro país, Alberto Fernandez que gritaba neoliberalismo nunca más, cerró un acuerdo con el FMI que es rechazado hasta por un sector del Frente de Todos, encabezado por Maximo Kirchner y La Campora. De todos modos, este sector sigue sosteniendo la gobernabilidad de Fernandez, la famosa “unidad contra la derecha”. Como resultado, hoy tenemos un gobierno quebrado, que aplica un ajuste estructural, tarifazos, aumentos de los impuestos regresivos y emisión de deuda (véase el préstamo que pidieron al Banco Mundial). Esto se traduce en más endeudamiento y pobreza para el pueblo argentino, en una crisis que acapara la ultraderecha ante la falta de una alternativa de izquierda. Por que, si, esta el FIT-U, pero son una izquierda trotskista que no tiene una definición en política de Estado y por ende lo caracteriza ser una izquierda que lucha por escaños y carece de vocación de poder.


El Frente de Todos en nuestro país es un caso más visible del agotamiento y desgaste de la izquierda progresista con carencia de definición en políticas de Estado, por que ya va por su tercer año de mandato, pero con pocos meses el frente que sostiene el gobierno de Boric en Chile, Apruebo Dignidad, se lo ve por el mismo camino. Aunque quedan dos escenarios importantes por ver que ocurrirá, Brasil y Colombia, todo indica que se viene una nueva oleada de derechas, que en el caso de no consolidar el poder presionaran a tal punto de lograr un giro centrista de las izquierdas reformistas regionales, como hemos visto ya con el Frente de Todos emulando al gobierno de Macron. Cuanto más tarde en surgir una alternativa de izquierda popular y sin miedo a buscar gobernar, más crecerá el cuco del neo fascismo, que en realidad no es más que la expresión más reaccionaria del neoliberalismo.


Y todo esto es por una sencilla razón, a los obreros no les importan las siglas y los espectros políticos, buscan propuestas, quieren paz, pan y trabajo. Y por mucho que el Partido Comunista Revolucionario y la CCC con sus dos diputados, o el resto de partidos de izquierdas como Partido Comunista y Frente Patria Grande mantengan en su discurso socialista de paz, pan y trabajo que en Argentina se traduce a tierra, techo y trabajo, no van a acaparar el descontento popular, pues ante los ojos de los obreros al seguir integrando el Frente de Todos siguen formando parte del oficialismo, y como tal para las mayorías ningún partido que integre el oficialismo, ninguna interna, por buenas intenciones que tengan, en el oficialismo, son de confianza. Como no surja una alternativa popular, y la estrategia sea sostener el frente de gobierno, lo que vamos a ver es París: nuestro Macron (Fernandez) siendo reelecto como mal menor, y una próxima crisis que va a acaparar la derecha.


Latinoamérica tiene que elegir entre Syriza o MAS-IPSP. Entre moderarse y ganar el apoyo de la elite, o seguir firme por el mismo camino que fue un éxito, aunque implique enormes confrontaciones con el imperialismo y el poder concentrado. Nótese que ni siquiera hablo de Lenin o Castro, Bolivia con el MAS-IPSP es un ejemplo, ojalá también lo sea Honduras con Libres. Lo que está claro es que Boric y los nuevos dirigentes de izquierda en la región no pueden seguir el camino de Alberto Fernandez.


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