Por Sergio Rodríguez Gelfenstein
El pasado martes 24 de agosto se realizó en Beijing una reunión del Comité Central del Partido Comunista para Asuntos Financieros y Económicos con el objetivo de debatir acerca de la “prosperidad común”, es decir cómo producir crecimiento con equidad. El centro de la discusión estuvo puesto en la necesidad de generar bienestar para todos los ciudadanos en la ruta dirigida a alcanzar el objetivo de que, en 2049, cuando se conmemore el centenario de la fundación de la República Popular China, el país cuente con una sociedad socialista moderna.
Durante el evento, las discusiones más candentes estuvieron dadas por el llamado del presidente Xi Jinping a aplicar medidas drásticas sin precedentes en varios sectores de la economía como la tecnología, la educación en línea y el sector inmobiliario, que habían crecido de forma exorbitante y sin control, aupando una creciente desigualdad de ingresos, aumento de los niveles de deuda y ralentización del consumo.
Xi opinó que una vez que el país ha sacado a todos los ciudadanos de la pobreza, debía orientarse hacia un sistema que se preocupe mucho más de los sectores que aún no alcanzan óptimas condiciones de vida. Esto es lo que llamó “prosperidad común”, que se definió como la posibilidad de que todos puedan compartir la riqueza, para lo cual se necesita una economía fuerte que permita una mejor distribución de la misma.
Aunque la idea no mencionó que el gobierno se propondría reducir los ingresos de los más ricos para entregárselo a los más pobres, sí abogó por una “mejor gobernanza y un mayor equilibrio en la economía”, centrándose en el consumo de base como multiplicador económico clave en lugar de las inversiones intensivas en capital que fueron la base de la economía de los últimos años.
En palabras del presidente: “Podemos permitir que algunos se enriquezcan primero y luego guiar y ayudar a otros a enriquecerse juntos”. A continuación, quiso ser más explícito al afirmar que: “Podemos apoyar a los empresarios ricos que trabajan duro, operan legalmente y han asumido riesgos para crear empresas, pero también debemos hacer todo lo posible para establecer un sistema de políticas públicas ́científico` que permita una distribución más justa de los ingresos“, para finalizar agregando que el gobierno debe preocuparse por la protección y el mejoramiento de los medios de subsistencia que se proponen un desarrollo económico saludable que apunte a una perspectiva enfocada en fortalecer un sistema de seguridad universal e inclusivo.
Este debate que estuvo precedido de medidas jamás vistas con anterioridad y se había hecho muy tangencialmente en el pasado, ahora se produjo con toda la crudeza que la situación del país reclama. Entre las medidas planteadas para lograr los objetivos propuestos se destacan cambios en las políticas impositivas y los pagos a la seguridad social para las rentas medias. Así mismo, acciones orientadas al aumento de los beneficios financieros para los grupos de bajos ingresos y recias medidas contra la corrupción y la burocracia. De la misma manera, se expuso la necesidad de resguardar los derechos de propiedad y en particular de propiedad intelectual. En su discurso, Xi alertó en el sentido de que la prosperidad común no sólo se debía aplicar a los mercados financieros, sino también a la vida espiritual y cultural de la sociedad y extenderse a las zonas rurales y urbanas, en particular, el gobierno tiene que abocarse a mejorar las infraestructuras y las condiciones de vida en el campo.
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