El 24 de marzo de 1999 la OTAN bombardeó Yugoslavia con el fin de evitar una “limpieza étnica” contra la población albanesa de Kosovo. El ataque causó cientos de muertos y propició la retirada de las tropas de Slobodan Milošević.
24 de marzo de 2022| 12:30
Las tensiones étnicas en Yugoslavia se reanudaron con la muerte del presidente Josip Broz Tito en 1980 y el ascenso de Slobodan Milošević en Serbia a finales de la década. Las política de este político reavivó los conflictos nacionalistas. Estas disputas desmembrarían el Estado federal yugoslavo y harían estallar la guerra de los Balcanes en los años noventa. Una de las últimas contiendas se produciría en Kosovo, provincia serbia a la que Milošević suspendió su autonomía en 1989. Para el nacionalismo serbio, esta región representaba el origen de su pueblo como antiguo centro político y religioso.
La decisión de Milošević llevó a la mayoría albanesa de Kosovo a declarar su independencia de Serbia en 1991. En un principio, los dirigentes de la autoproclamada República de Kosovo defendieron su independencia por vías pacíficas, pero la represión provocó que gran parte del independentismo albanokosovar optara por la violencia. De este modo, se fundó el Ejército de Liberación de Kosovo (ELK), una organización que Belgrado consideró terrorista. Sus combates con el Ejército yugoslavo desembocaron en la guerra de Kosovo en 1998.
Un bombardeo por “razones humanitarias”
La situación en Kosovo despertó el interés de la comunidad internacional. Naciones Unidas, la Unión Europea, la OTAN y el Grupo de Contacto para Bosnia iniciaron las negociaciones para evitar una escalada violenta como la de Bosnia años atrás. Occidente instó a Milošević a retirar sus tropas de Kosovo y a restituirle la autonomía, y ayudó a persuadir a los secesionistas albanokosovares, encabezados por Hashim Thaçi, para que depusieran las armas y renunciaran a sus pretensiones independentistas. Todas estas condiciones se hicieron públicas en la Conferencia de Rambouillet, Francia, en febrero de 1999. El acuerdo planteaba el despliegue de tropas de la OTAN en Kosovo para garantizar el cumplimiento del pacto y un referéndum de independencia en un plazo de tres años.
Las etnias de los Balcanes
Las reticencias de Milošević, sin embargo, impidieron el acuerdo, pues consideraba que las condiciones menoscababan la integridad territorial del país. El fracaso diplomático llevó al secretario general de la OTAN, Javier Solana, a autorizar el bombardeo de Yugoslavia por “razones humanitarias”. La Alianza Atlántica buscaba detener la “limpieza étnica” de Milošević contra la población albanesa en Kosovo, pero el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas no autorizó la intervención por la oposición de Rusia y China.
De los muertos a la declaración de independencia
Aun así, la campaña de bombardeo de la OTAN sobre Yugoslavia comenzó el 24 de marzo de 1999 y duró 78 días. El número de víctimas sigue sin esclarecerse: el Gobierno serbio habló de 2.500 fallecidos y 12.500 heridos a causa de los bombardeos, pero otras estimaciones calculan al menos 1.200 muertos, 500 de ellos civiles. Además de edificios oficiales, factorías o refinerías, 25.000 casas fueron destruidas y la mayor parte de la red de comunicaciones del país quedó inoperativa. Algunos de los ataques más controvertidos fueron contra objetivos civiles como la Radiotelevisión Serbia, o sobre todo la embajada china en Belgrado. Estados Unidos defendió que había sido un accidente, pero Pekín siempre ha desconfiado de esta versión.
Los bombardeos finalizaron el 10 de junio con la resolución 1244 del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas. Este documento, unido al tratado de paz de Kumanovo, decretó la retirada de las tropas de Milošević y el establecimiento de la Misión de Administración Provisional de Naciones Unidas en Kosovo (Minuk). Este régimen provisional propició el despliegue de la KFOR, la fuerza militar multinacional liderada por la OTAN para mantener la paz en Kosovo. Estados Unidos, además, aprovechó la coyuntura para crear Camp Bondsteel, su base militar más grande en el extranjero.
La Minuk permitió impulsar las conversaciones entre Serbia y Kosovo sobre el estatus de la región. Sin embargo, el fracaso de la negociación propició la declaración unilateral de independencia de Kosovo en 2008. Pese al reconocimiento de Estados Unidos, países como Rusia, China, Serbia o España no consideran a Kosovo un Estado soberano e independiente, lo que ha impedido su entrada en la ONU o la Unión Europea.
Fuente: EOM.
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