El 5 de mayo de 1818 nacía Carlos Marx, el más grande influyente de los últimos tiempos y el padre del socialismo científico.
Junto a Engels, Marx se dedicó al estudio del desarrollo de la humanidad. Todo aquello que el humano construyó en el transcurso de la historia, Marx lo estudio, lo analizo detalle a detalle para luego formular una teoría científica, el socialismo científico.
En su estudio del desarrollo de la historia pudo analizar al modelo de producción capitalista, que recién florecía en aquellas épocas. Supo identificar y advertir de los errores de las teorías de los economistas clásicos liberales. Advirtió que el patrón se queda un plus de la ganancia del obrero en la producción, lo llamo plusvalia. Este descubrimiento permitió el análisis mayor del sistema de producción capitalista y habilitó que otros grandes intelectuales como Lenin, años más tarde hicieran posible resolver los problemas que Marx analizo.
Hoy cumple 202 años Karl Marx, y por eso le dejamos citas de Prólogo a la Contribucion a la crítica de la economía moderna, escrito por el. También el Discurso en la tumba de Marx de Engels y un párrafo dedicado a Marx de Lenin en Tareas a las Juventudes Comunistas.
"El resultado general al que accedí y que, una vez obtenido, pasó a operar como hilo conductor de mis estudios, puede ser brevemente así: en la producción social de su vida los hombres entran en relaciones determinadas, necesarias, independientes de su voluntad, en relaciones de producción que corresponden a un determinado estadio evolutivo de sus fuerzas productivas materiales. El conjunto global de estas relaciones de producción forma a estructura económica de la sociedad, la base real sobre la que se alza una sobreestructura jurídica y política, y a la que corresponden determinadas formaciones sociales de consciencia. El modo de producción de la vida material condiciona el proceso vital social, político y espiritual en general. No es la consciencia de los hombres lo que determina su ser, sino que es, contrariamente, su ser social lo que determina su consciencia. En un determinado nivel de su desarrollo las fuerzas materiales de producción de la sociedad entran en contradicción con las relaciones de producción existentes o, lo que no es sino una expresión jurídica de ello, con las relaciones de producción en cuyo marco se habían movido hasta entonces. De formas evolutivas de las fuerzas productivas mutan estas relaciones en cadenas de las mismas. Irrumpe entonces una época de revolución social. Con la transformación de la base económica pasa la gigantesca sobreestructura a transformarse más o menos lenta o rápidamente. En la consideración de estas transformaciones hay que distinguir siempre entra la transformación material en as condiciones económicas de producción, que debe ser considerada con fidelidad científico-natural, y las formas jurídicas, políticas, religiosas, artísticas o filosóficas, en una palabra, las formas ideológicas, en las que los hombres se hacen conscientes de este conflicto y lo zanjan.
Una época de transformaciones de este tipo no puede ser enjuiciada a partir de la consciencia que tiene de sí misma sino en tan nula medida como acostumbra a un individuo por el tono que se da; antes bien tiene que ser explicada dicha consciencia por las contradicciones de la vida material, a partir del conflicto existente entre las fuerzas productivas sociales y las relaciones de producción. Una formación social no sucumbe nunca antes de que se desarrollen todas las fuerzas productivas que es capaz de contener, y nunca pasan a ocupar el lugar nuevas fuerzas productivas superiores antes de que las condiciones materiales de existencia de las mismas hayan sido incubadas en el seno de la vieja sociedad.
Por eso la humanidad no se propone nunca otras tarea que las que puede llevar a buen término, pues observando las cosas con mayor precisión se encontrará siempre que la propia tarea sólo se plantea allí donde se dan ya las condiciones materiales de su resolución o son, cuanto menos, concebidas en el proceso de su devenir.
Los modos de producción asiático, antiguo, feudal y burgués moderno pueden, a grandes rasgos, se caracterizados como épocas progresivas de la formación económica de la sociedad. Las relaciones burguesas de producción son la última forma antagónica del proceso de producción social, antagónica no en el sentido del antagonismo individual, sino en el de un antagonismo que surge de las condiciones sociales de vida de los individuos; pero las fuerzas productivas que se desarrollan en el seno de la sociedad burguesa crean asimismo las condiciones materiales llamadas a resolver este antagonismo. Con esta formación de la sociedad termina, pues, la prehistoria de la sociedad humana."
Karl Marx.
"Es de todo punto imposible calcular lo que el proletariado militante de Europa y América y la ciencia histórica han perdido con este hombre. Harto pronto se dejará sentir el vacío que ha abierto la muerte de esta figura gigantesca.
Así como Darwin descubrió la ley del desarrollo de la naturaleza orgánica, Marx descubrió la ley del desarrollo de la historia humana: el hecho, tan sencillo, pero oculto bajo la maleza idológica, de que el hombre necesita, en primer lugar, comer, beber, tener un techo y vestirse antes de poder hacer política, ciencia, arte, religión, etc.; que, por tanto, la producción de los medios de vida inmediatos, materiales, y por consiguiente, la correspondiente fase económica de desarrollo de un pueblo o una época es la base a partir de la cual se han desarrollado las instituciones políticas, las concepciones jurídicas, las ideas artísticas e incluso las ideas religiosas de los hombres y con arreglo a la cual deben, por tanto, explicarse, y no al revés, como hasta entonces se había venido haciendo. Pero no es esto sólo. Marx descubrió también la ley específica que mueve el actual modo de producción capitalista y la sociedad burguesa creada por él . El descubrimiento de la plusvalía iluminó de pronto estos problemas, mientras que todas las investigaciones anteriores, tanto las de los economistas burgueses como las de los críticos socialistas, habían vagado en las tinieblas.
Dos descubrimientos como éstos debían bastar para una vida. Quien tenga la suerte de hacer tan sólo un descubrimiento así, ya puede considerarse feliz. Pero no hubo un sólo campo que Marx no sometiese a investigación -y éstos campos fueron muchos, y no se limitó a tocar de pasada ni uno sólo- incluyendo las matemáticas, en la que no hiciese descubrimientos originales. Tal era el hombre de ciencia. Pero esto no era, ni con mucho, la mitad del hombre. Para Marx, la ciencia era una fuerza histórica motriz, una fuerza revolucionaria. Por puro que fuese el gozo que pudiera depararle un nuevo descubrimiento hecho en cualquier ciencia teórica y cuya aplicación práctica tal vez no podía preverse en modo alguno, era muy otro el goce que experimentaba cuando se trataba de un descubrimiento que ejercía inmediatamente una influencia revolucionadora en la industria y en el desarrollo histórico en general. Por eso seguía al detalle la marcha de los descubrimientos realizados en el campo de la electricidad, hasta los de Marcel Deprez en los últimos tiempos.
Pues Marx era, ante todo, un revolucionario. Cooperar, de este o del otro modo, al derrocamiento de la sociedad capitalista y de las instituciones políticas creadas por ella, contribuir a la emancipación del proletariado moderno, a quién él había infundido por primera vez la conciencia de su propia situación y de sus necesidades, la conciencia de las condiciones de su emancipación: tal era la verdadera misión de su vida. La lucha era su elemento. Y luchó con una pasión, una tenacidad y un éxito como pocos. Primera Gaceta del Rin, 1842; Vorwärts* de París, 1844; Gaceta Alemana de Bruselas, 1847; Nueva Gaceta del Rin, 1848-1849; New York Tribune, 1852 a 1861, a todo lo cual hay que añadir un montón de folletos de lucha, y el trabajo en las organizaciones de París, Bruselas y Londres, hasta que, por último, nació como remate de todo, la gran Asociación Internacional de Trabajadores, que era, en verdad, una obra de la que su autor podía estar orgulloso, aunque no hubiera creado ninguna otra cosa.
Por eso, Marx era el hombre más odiado y más calumniado de su tiempo. Los gobiernos, lo mismo los absolutistas que los repulicanos, le expulsaban. Los burgueses, lo mismo los conservadores que los ultrademócratas, competían a lanzar difamaciones contra él. Marx apartaba todo esto a un lado como si fueran telas de araña, no hacía caso de ello; sólo contestaba cuando la necesidad imperiosa lo exigía. Y ha muerto venerado, querido, llorado por millones de obreros de la causa revolucionaria, como él, diseminados por toda Europa y América, desde la minas de Siberia hasta California. Y puedo atreverme a decir que si pudo tener muchos adversarios, apenas tuvo un solo enemigo personal.Su nombre vivirá a través de los siglos, y con él su obra."
Friedrich Engels / Discurso en la tumba de Marx. 1883
"Ya habrán ustedes leído y oído que la teoría comunista, la ciencia comunista, creada principalmente por Marx, que esta doctrina del marxismo ha dejado de ser obra de un solo socialista, genial del siglo XIX, para trasformarse en la doctrina de millones y decenas de millones de proletarios del mundo entero, que se inspiran en ella en su lucha contra el capitalismo. Y si preguntan ustedes por qué ha podido esta doctrina de Marx conquistar millones y decenas de millones de corazones en la clase más revolucionaria, se les dará una sola respuesta: porque Marx se apoyaba en la sólida base de los conocimientos humanos adquiridos bajo el capitalismo. Al estudiar las leyes del desarrollo de la sociedad humana, Marx comprendió el carácter inevitable del desarrollo del capitalismo, que conduce al comunismo, y - esto es lo esencial - lo demostró basándose exclusivamente en el estudio más exacto, detallado y profundo de dicha sociedad capitalista, asimilando plenamente todo lo que la ciencia había dado hasta entonces. Todo lo que había creado la sociedad humana, lo analizó Marx en un espíritu crítico, sin desdeñar un solo punto. Todo lo que había creado el pensamiento humano, lo analizó, lo sometió a la crítica, lo comprobó en el movimiento obrero; formuló luego las conclusiones que los hombres, encerrados en los límites estrechos del marco burgués o encadenados por los prejuicios burgueses, no podían extraer."
Vladimir Ilich Lenin / Tareas de las juventudes comunistas.
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