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16 de junio de 1955: El bombardeo golpista a Plaza de Mayo

Actualizado: 24 jun 2020

El 16 de junio de 1955 fue un día trágico en nuestro país. Ese día, con el objetivo de derrocar al gobierno democrático de Peron, la Aviación Naval bombardeo la Plaza de Mayo asesinando a los trabajadores que se encontraban en la zona.


16 de junio de 2020 | 11:17

El 16 de Junio de 1955 la Aviación Naval, aliada a la oligarquía y el imperialismo, bombardeaba la Plaza de Mayo con el objetivo de derrotar al gobierno democrático de Juan Domingo Perón. Ese día, entre las bombas arrojadas desde los aviones Gloster y la metralla de la Infantería de Marina que intentaba copar Casa Rosada, las Fuerzas Armadas masacraron a 364 personas y dejaron más de 800 heridos.


Una de las imágenes mas conocidas que recorrió la historia trágica de nuestro país, fueron las avionetas de los golpistas, con la consigna "Cristo Vence", una cruz arriba de una V. Imagen qué luego los peronistas modificarían y le pondrían una P sobre la V para representar al "Perón Vuelve" o "Peron Vence", tras el exilio del mismo.


Para 1955 Peron era un enemigo para los intereses del imperialismo. Tal es así que toda una parte del Ejército y un sector de la burguesía criollamente conocida como "oligarquía", con el apoyo del imperialismo norteamericano, lanzaron una conspiración golpista para derrocar a Perón, quien contaba aún con el apoyo mayoritario de los trabajadores.


Otro actor clave en este ataque a la democracia fue la Iglesía Católica, que a pesar de que había cultivado excelentes relaciones con el gobierno justicialista, se pasó a la oposición luego de que este tocara sus intereses en los años 50'. Esta ruptura termino de forjarse cuando Perón habia anunciado que iba a permitir un debate en Congreso sobre la separación de la Iglesia y el Estado. Además de ello, los sectores progresistas de la "izquierda nacional" que apoyaba a Peron, comenzaban a debatir entre ellos sobre despenalización del aborto.


Pero como todo golpe, hay un escenario que habilita a que los golpistas avancen sobre las garantías constitucionales. En el campo de lo económico, el peronismo venia debilitándose con el fracaso del Congreso de la Productividad de 1952 y las causas crecientes de la crisis económica, lo que habría convencido a los golpistas de que era el momento ideal para avanzar en su objetivo de derrocar a Peron.


El 11 de junio de ese año miles de manifestantes de las elites porteñas desfilaron en apoyo a la Iglesia, que convocaba a manifestarse contra Peron. Lo hicieron en la celebración del Corpus Christi, donde se quemó una bandera argentina, demostrando el carácter imperialista de las manifestaciones contra el gobierno populista de Peron.


Con un escenario de tensión, la conspiración militar se había puesto en marcha. Asi, el objetivo golpista era asesinar a Perón bombardeandolo y establecer una dictadura militar en la Argentina aliada con el imperialismo norteamericano. En caso de no lograrlo, se proponían quebrar el poder político que tenia el Partido Peronista. Para llevar a cabo la operación, quienes se pusieron a la cabeza de esta fueron el contraalmirante Samuel Toranzo Calderón, jefe del Estado Mayor de la Infantería de Marina y los jefes de la Aviación Naval, capitanes de fragata Néstor Noriega y Jorge Bassi y el capitán de navío Juan Carlos Argerich.


El plan consistía en bombardear la Casa Rosada en un momento donde Perón estuviera reunido con su Estado Mayor y aprovechar el caos para ocupar la Plaza de Mayo y rodear la Casa de Gobierno por un grupo de 300 infantes de Marina apoyados por comandos civiles formados por jóvenes de las familias oligarcas. Asi, suponian que iban a concretar el golpe de Estado y eliminar para siempre a su enemigo, Peron.


El 16 de junio estaba programada una exhibición aérea en homenaje a José de San Martín, que fue aprovechada por los golpistas para ejecutar el plan. Desde la Base Naval de Morón partieron los primeros aviones que bombardearían la plaza. Luego serían acompañados por aviones Gloster salidos de la Base Aérea de Punta Indio.

Apenas pasado el mediodía las bombas comenzaron a llover sobre Plaza de Mayo y comenzaron a correr las víctimas. Una de las primeras bombas dio de lleno sobre un trolebus repleto de pasajeros, en su mayoría niños, muriendo todos los pasajeros tras el ataque. Los comandos de infantes y civiles avanzaron sobre sus objetivos siendo repelidos primero por los Granaderos de guardia en la Rosada y más tarde por las multitudes de trabajadores que, convocadas por la CGT, se lanzaron a defender al gobierno poniendo su cuerpo en Plaza de Mayo.


En total se lanzaron 14 toneladas de explosivos. Pero el mayor número de víctimas de esa gris jornada no se produjo por las bombas, sino por el ametrallamiento deliberado sobre grupos de civiles cerca de la CGT y frente al Ministerio de Marina rebelde.


Los comandos civiles tomaron Radio Mitre y desde allí lanzaron su proclama: “Argentinos, argentinos, escuchad este anuncio del cielo volcado por fin sobre la tierra. El tirano ha muerto. Nuestra patria desde hoy es libre. Dios sea loado. Compatriotas: las fuerzas de la liberación económica, democrática y republicana han terminado con el tirano. La aviación de la patria al servicio de la libertad ha destruido su refugio y el tirano ha muerto”.


Como respuesta, se vio una resistencia de los trabajadores peronistas y de sectores de la izquierda (como el PCA) que no apoyaban a Peron pero defendían la democracia. Los trabajadores se movilizaron masivamente, la mayoría armados de lo que tuvieran a mano para defender la democracia y evitar el golpe al gobierno de Perón. La estrategia de los obreros era golpear a las divisiones de los militares provocando la derrota de la sublevación, lo que finalmente consiguieron. El elevado número de víctimas, la saña criminal contra el pueblo y los cadáveres que poblaban la plaza provocaron una furia popular que esa misma noche salió a quemar iglesias como revancha. Recordemos que eran uno de los aliados del ejercito en el intento de golpe de estado.


Como era de esperarse de Perón, intentó calmar la rabia popualar y bajar el tono de la confrontación, consciente de que si el proletariado se movilizaba y se armaba estaba en peligro la continuidad del capitalismo nacional, que el defendía. Asi, en el discurso Perón trató de limitar las consecuencias del ataque criminal. Sin embargo sus llamados a la conciliación cayeron y pronto, su base trabajadora siguió movilizada y llevo a que el líder justicialista se vería obligado a radicalizar sus discursos contra la conspiración golpista.


Al ver como se venia desarrollando la conspiración golpista, el 31 de agosto de 1955, desde el balcón de la Casa Rosada, Peron dijo “desde ya, establecemos como una conducta permanente para nuestro movimiento que aquel que en cualquier lugar intente alterar el orden en contra de las autoridades constituidas, o en contra de la ley o la Constitución, puede ser muerto por cualquier argentino [...] La consigna de todo peronista, esté aislado o dentro de una organización, es contestar a una acción violenta con otra más violenta. ¡Y cuando uno de los nuestros caiga caerán cinco de ellos!”.


Los intentos golpistas no cesaron, y Perón se negó sistemáticamente a armar a los trabajadores para derrotar al levantamiento imperialista y gorila en contra de su gobierno. La dirección de la CGT finalmente acompañó esta política de desmovilización, pese a que muchos trabajadores pedían armas para para defender al pueblo y la democracia.


El 16 de septiembre de 1955, y al entrar el pais en un escenario de casi guerra civil, Juan Domingo Perón capitularía sin luchar, consagrándose al golpe de Aramburu y Rojas contra el gobierno democrático. La clase obrera desde entonces no tuvo mas opción, al abolirse las garantías constitucionales y el orden democrático, se vio obligada a pasar a la resistencia armada y a protagonizar una de las grandes experiencias de lucha del proletariado argentino, que radicalizo su consigna a "por la patria socialista".


En los años de dictadura el peronismo se divide en dos partes, por un lado el sector de derecha que pacto gobernabilidad con los golpistas y a la larga termino defendiendo a la oligarquía, y el sector de izquierda que vio en la Revolución Cubana un ejemplo de lucha y triunfo de la clase obrera, abogando así por una revolución socialista para la Argentina y construyendo unidad con los sectores marxistas contra el terrorismo militar.

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