HAY QUE HABLAR EL LENGUAJE DEL PUEBLO* (CARTA DE VICTORIO CODOVILLA A PABLO ENRIQUEZ, DIRIGENTE DEL PC DE SANTIAGO DEL ESTERO, PUBLICADA EN EL SEMANARIO “ORIENTACIÓN”)
Querido camarada:
Desde que volví a la Argentina, mi querida patria adoptiva, he recibido muchas y cariñosas manifestaciones de bienvenida, que he agradecido profundamente. La tuya me impresionó en especial. He leído con emoción, en Orientación del jueves pasado, la breve recordación que has hecho de aquella primera gira que nuestro partido hizo por Santiago del Estero, tu provincia nativa. Por venir de un hombre que encarna todo lo más tradicional, auténtico y popular del pueblo argentino, a cuyas luchas me siento vinculado entrañablemente, aprecio en todo su valor tus palabras.
Tú has hablado de mi pequeño aporte personal al ser el primer comunista de la Capital Federal que llevó a tus explotados hermanos de clase y de comunidad nacional “el verbo ardiente de la redención humana”. No dudo de que mis conferencias en defensa del sufrido pueblo santiagueño, y los hechos que expuse en relación con los progresos sociales y culturales de la URSS, contribuyeron a despertar una nueva esperanza y a imprimir nuevos bríos en la lucha en aquellos hombres sin tierra, sin pan, y sin techo, descendientes de una nacionalidad sojuzgada, esclavizada y exterminada por una brutal opresión colonia y feudal. Sin embargo, quiero añadir algo a lo recordado por ti.
En aquella gira y en aquellas reuniones yo enseñé algo, pero aprendí mucho más, que me sirvió de lección y experiencia. Es posible que, sin darte cuenta, tú mismo, en aquella ocasión, me dieras una valiosa enseñanza. Recordarás que después de concluida mi exposición, tú me seguiste en la tribuna, y en lugar de hablar el lenguaje que usamos nosotros, los “hombres de la ciudad”, hablaste a tus camaradas el lenguaje de ellos mismos. Les hablaste en su idioma nativo, en quechua. Hablaste como uno de ellos, utilizando términos sencillos, para exponer sus dolores, infundiéndoles esperanzas de redención, que encontrarían en su unión en su organización y en su lucha una defensa de sus intereses. A mí me aplaudieron, pero a ti te ovacionaron. Y con justa razón. Tu habías surgido de su seno, eres uno de ellos, sabían que no los engañarías nunca, pero uno de la ciudad… ¡Quién sabe! (…)
Lenin nos aconsejó “aprender de las masas”. De aquella gira por Santiago del Estero puede extraer una experiencia que me sirvió de guía en toda mi actividad partidista: hay que aprender a hablar el lenguaje de la clase obrera y del pueblo, y hablarle con la sencillez de su lenguaje. Esa lección que yo recibí, y que hice todo lo posible para transmitir a otros camaradas, es una lección que es siempre válida para los propagandistas, periodistas y escritores de nuestro partido. Expresar pensamientos elevados con frases elevadas es más fácil que expresar pensamientos elevado con frases sencillas, populares, accesibles, al hombre de la calle. Sin embargo, esto último es posible y debe hacerse.
LOS COMUNISTAS LOS CATÓLICOS Y LA UNIÓN NACIONAL
Entre comunistas y católicos, no existen incompatibilidades que les permitan marchar unidos, pues nosotros respetamos la libre emisión de ideas y el derecho de practicar los cultos religiosos. Nuestros enemigos han utilizado elementos de mala fe con el fin de hacer creer a los católicos que perseguimos a la religión. Esto es mentira, nuestra posición respecto de la religión es bien conocida. Nos guiamos por la teoría científica del marxismo-leninismo, que tiene en cuenta las raíces sociales de las religiones; por eso, los comunistas hemos sostenido siempre, y seguimos sosteniendo, que la agitación chabacana y las actitudes irreverentes contra la religión y la Iglesia (tan gratas a los anarquistas y demás revolucionarios pequeñoburgueses) no sirven a los intereses de la clase obrera y del pueblo. Lenin enseña que debemos "no solamente admitir, sino atraer de un modo especial, a los obreros que creen en Dios", y agrega: "estamos resueltamente contra el menor insulto a sus convicciones religiosas, pero los atraeremos para educarlos en el espíritu de nuestro programa, y no para que lo combatan". Pero Lenin dijo más; dijo es obligatorio, tanto en los movimientos huelguísticos de la ciudad como del campo, atraer a los obreros y a los campesinos en la lucha común sin ofender sus creencias religiosas.
"El marxista debe colocar en primer plano el éxito del movimiento huelguístico -dice Lenin- y necesariamente se opondrá con toda energía a toda división de obreros en ateos y cristianos, y la combatirá enérgicamente"
IMPORTANCIA QUE TIENEN EL ESTUDIO Y LA ASIMILACIÓN DE LA LÍNEA POLÍTICA Y TÁCTICA DEL PARTIDO
Muchas veces se dice: "El compañero X es un buen compañero, es activo; pero es un poco arisco, individualista, original, y a veces expresa ideas extrañas" Pero se concluye: "eso no tiene importancia, puesto que se trata de un buen compañero"
Supongamos que efectivamente se trata de un buen compañero desde el punto de vista subjetivo, o sea, de su voluntad de servir al Partido; pero la idea de "buen compañero" dentro del partido de los comunistas tiene que formarse, no a través de apreciaciones subjetivas, de sentimientos, sino del grado de fidelidad al partido, a la clase obrera y al pueblo, del grado de su propensión, no a poner de relieve sus ideas personales o "extrañas", sino ideas del Partido, elaboradas colectivamente.
Por otra parte, hay que ser prudentes en otorgar patente de "buen compañero" a un camarada que asume actitudes "originales", puesto que los comunistas no deben olvidar ni por un segundo que en la sociedad capitalista vivimos rodeados por un medio ambiente hostil; que los enemigos de la clase obrera y del pueblo tratan por todos los medios de impedir que el partido del proletariado pueda jugar el papel histórico que le corresponde jugar y, a través de diversas formas -que van de represión al halago, de la intimidación a a corrupción-, tratan de introducir su contrabando político y sus hombres en el seno de nuestro Partido.
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